jueves, 7 de enero de 2010

Lo que duele también cae


JORGE NAPARSTEK

(Cabana, Unquillo, provincia de Córdoba, 1953)


viernes de mañana mirando al norte
siete punto dos en la escala richter
agravados por el agua que cae desde una manguera
viento
azul tritura
cielo dame una mano quieta
para que pueda ser algo más geórgico
patinando en odessa
I wish I had a river so long
dice ella refugiada en su caja de colores
but my feet and hands refuse to flyand what´s worst they sink
dejándome solo como un aguaribay
***
Posdata
sorpresa frente a paisajes pasajeros que olvidan su
fotografía sobre el asiento
bajo los ojos repetidos
del que corre tras el tren para encontrar en un pasillo
esa mirada que lo guíe nuble gime esgrima nube
ascienda hasta el temor atrás del temblor
ya no soy yo el que desaparece
retrovisor recorrido por tu diario de viaje
***

hojas ocres del damasco
sacudidas por el viento
empiezo el día
sin mirar al suelo
lo que duele
también cae
***

diez minutos sin electricidad
en la ventana
un candelabro titila
a pura caída
por la noche
sin ranas
con ladrido de luna sola
huyen los ojos
sorben un vino agrio
el aire no alcanza
se quiebra
cada cabello
hace su sombra en el cielo
**

Acaba de publicar shampú en los ojos, Ediciones del Dock.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char