miércoles, 16 de septiembre de 2009
Al lado de lo que yo debería haber vivido
Algunos poemas de ARIEL WILLIAMS
(Chubut, Argentina, 1967-)
PUEDEN VER Y OÍR SU LECTURA EN EL FESTIVAL DE ROSARIO: VIERNES 18 A LAS 18. CC Parque de España Teatro Príncipe de Asturias, JUNTO A Ana Porrúa (Mar del Plata, 1962), Laura Wittner (Bs. As., 1967)Y Laura Forchetti (Cnel. Dorrego, Bs. As., 1964).
II
El sufro é un esto que dormites:
viene de un ladrito ´e la dolora
y que comió:
carne sufrida le soñó mal,
le vino de abajo el dónde,
perro rabioso ´e la despertadura,
la silenciosa angustia en digerir.
Aquí.
***
VII
Durante un cielo
le fuimo al enagua de un hombre.
No había cura
el hombre era un señor que se moría
y se había muerto
Al enaguo se lo tira engolvido nun trapo
se lo tira como al silencio
ande ya no ruje los leone
No hay forma de hacel-le pozo
al agua
(de Conurbano sur, Editorial Limón, 2005)
***
4.
a veces voy por las rutas blancas,
entro en los pueblos, azul, tres arroyos,
de los que acaba de irse, dejando
la escritura de su paso:
nombres falsos en hoteles, cuentas
y cigarrillos apagados, putas
seducidas, cuartos llenos de olor
a humo y a naranjas,
un hombre muerto una vez, en un tugurio;
sus pasos no entendiendo el mundo,
al lado de lo que yo debería haber vivido
***
6.
pasillos fríos, habitaciones penumbras,
lámparas acostadas en el barro del piso,
un grafitti en el fondo de una lata
que dice “lenguayo”:
imagino un pez chato en el fondo,
imagino una sombra que se fue
y dejó las huellas de sus sílabas
gusaneando en la tierra
(de Lomasombra, Terraza Libros, 2003)
***
9
como subiendo en corrientes profundas
de peces del cielo
por tajos azules o violetas, y en el aire
como subiendo con peces de bocas
gangrenadas
aunque no fuera hacia la aurora
y aunque
sus luces cayeran contra plásticos
deformes
como subiendo en el dios
que no vimos
subir
y como queriendo ser y no ser
brazos manos piernas y axilas
de muchachas muertas
en accidentes
que suben con sus carteras y sus labios
todavía pintados
de rojo
y con sus ojos inocentes de pestañas largas
cerrados
las muchachas que suben
meditando
***
Extraño desmí
8
llegaba a la conclusión de uno y otro “mí”
como a una fiesta terminando en puntos
con una aureola de rodillas últimas
que dejaron sus huellas en la alfombra
con unos pájaros caídos para arriba
y entrando en deflación de dioses
con unas manos que no usaban piel
tocando así el dolor lento de los pisos
y dejando unas huellas pterodáctilas
como las rosas marchitas
de sus no y no y
tampoco
con un vuelo de moscas azuladas
que hacían sonar sus trompetitas tristes
sobre la piel del día
llegaba a esta terminación de “míes”
como al final de la gestión de un padre,
y así con la pregunta repetida de los muertos
adentro de la noche
y así con las distintas personas que recorre
un hijo:
un “vos” un “él” un “mí”
y casi nunca un “yo” colgándose en la lengua
porque el hijar es lengua sin “yo”
que se trae sus preguntas como cuerpos
escondidos,
y porque el “mí”
es el objeto del mañana del padre
***
ENTREVISTA DE TÉLAM A WILLIAMS
Williams habla de un entorno, esa Patagonia que remite a una metafísica singular. "Hay un imaginario que se ha ido construyendo, relativo a la Patagonia, que ha sido retomado y resignificado por distintas tradiciones, como la de los relatos escritos por los viajeros de diferentes procedencias que atravesaron y atraviesan aún hoy en día la Patagonia. Nosotros mismos hemos sido moldeados por ese imaginario".
Agrega el poeta "una dimensión política" que incluye la historia de la región: "Términos como 'vacío', 'nada', significan y significaron también vaciamiento y nadificación producidos por el genocidio cometido contra los pueblos originarios, las masacres de peones, el despojamiento permanente de la población."
William refiere a un verso de otro patagónico, Jorge Spíndola -"todo es pasado, todo está por suceder"- que según él "alude a uno de los despojamientos a que nos somete esa metafísica: se nos despoja del presente -la Patagonia percibida como región que acumula todo el pasado y todo el futuro- con una percepción que nos hace invisibles como seres históricos actuales".
"Los fronterantes", publicado por la editorial El Suri Porfiado, acaba de obtener una mención en el concurso Olga Orozco, convocado por la Universidad Nacional de San Martín a través de su revista "Nómada" y la Cátedra abierta de Poesía Latinoamericana, que convocó la friolera de 785 participantes de 24 países de América y Europa.
"Es un respaldo -considera- porque en general la escritura es un proceso muy lento y muy solitario, en el que uno debe avanzar, optar, experimentar, y debe hacerlo siempre cargando con miedos e inseguridades".
En referencia a "Los fronterantes", el jurado que otorgó la Mención Especial aludió a "la sucesión de metáforas que designan, bajo lámparas agitadas por el ventisquero, un trasiego de frontera" y de "un paisaje de fin de mundo, campamentos bajo cielos helados, personajes en semipenumbra deambulando "en el centro de la nada".
Encuentra Williams que es ésa "una descripción hermosa del paisaje de muchos de mis libros. Hay un imaginario de fin del mundo que ha marcado la idea que se tiene de la Patagonia con el que tal vez no estoy tan de acuerdo. Pero es cierto que hay una experiencia de la inmensidad de los espacios y de seres humanos olvidados".
Y se adentra en una franja autobiográfica: "Viví con mi padre -era ingeniero agrónomo y trabajó toda su vida en campos y chacras- experiencias muy fuertes de viajes por la provincia del Chubut, noches pasadas bajo una lona en la inmensidad de la noche patagónica o envueltos en una bolsa de dormir adentro de un galpón, en plena helada".
Para Williams, esa suma de vivencias "que en su momento no supe valorar del todo, me han marcado profundamente. De todos modos, no han desembocado en un regionalismo tradicional, por suerte. Creo que más bien se han conservado como experiencias de asombro increíble y desde él aparecen en mi escritura".
El fallo aludido, agrega además un comentario acerca del lenguaje del poeta, sobre "palabras mordidas, acopladas, terrosas (que) se hacen una con la tierra rala (y) tejen con hondura el murmullo del olvidado".
"Me identifico -dice Williams- con esa idea de palabras pronunciadas entre dientes, mordidas, llenas de tierra. Creo que uno de los registros a los que estoy atento es a ese murmullo que son muchas hablas silenciadas, un murmullo lleno de belleza y de tristeza. Existen hablas sociales y mundos culturales tienen una enorme riqueza expresiva y muchas veces no son escuchados desde ese punto de vista".
Contrario a la figura arquetípica del poeta como "salvador" o "descubridor"; el bardo patagónico adhiere a la idea de quien "escucha atentamente, o de alguien a quien las hablas sociales le abren sentidos nuevos, horizontes de experimentación, mundos poéticos".
En ese sentido es que cree reunir experimentación formal y habla popular: "Para mí, cada habla social es un mundo, un lenguaje riquísimo que me abre muchas posibilidades creativas. Escribir poesía implica la apertura de un mundo, un lenguaje. Hay que responder a eso que se escucha, que murmura entre dientes, trabajarlo desde un horizonte que es a la vez parecido y distinto".
Tomada de Diario Río Negro.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
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