viernes, 18 de marzo de 2011

El lector es tan inteligente como ustedes

BASIL BUNTING
(Inglaterra,  1900-1985)


Lo que el Jefe le dijo a Tom


¿Poesía? Eso es un hobby.
Yo corro modelos de trenes a escala.
El Sr. Shaw cría palomas.

No es un trabajo. No sudas.
Nadie te paga por eso.
Podrías publicitar jabón.

Arte, eso es la ópera; o un repertorio–
The Desert Song.
Nancy estuvo en el coro.


Pero cuestionarse por veinte libras a la semana –
¿Estás casado, no es así?–
Has de tener coraje.


¿Cómo podría mirar al conductor del bus
A la cara
Si te pago veinte libras?


¿Quién dijo que era poesía, de todas formas?
Con diez años de edad
Puedo hacerla y rimar.


Tengo tres mil y deudas,
Un auto, cupones,
Pero yo soy un contador.


Ellos hacen lo que yo les digo,
Es mi compañía.
¿Qué haces tú?

Desagradables palabras pequeñas, desagradables palabras largas,
No es saludable.
Deseo lavar cuando conozco un poeta.


Ellos son Rojos, adictos,
Todos delincuentes.
Lo que escribes está podrido.

El Sr. Hines lo dijo, y él era un profesor de escuela,
Él debería saberlo.
Vete y busca un trabajo.

Traducción: Diego Alfaro Palma
***
Consejo a los jóvenes poetas

Sugiero que:
1. Compongan en voz alta; la poesía es sonido.
2. Varíen el ritmo tanto como para despertar la emoción que desean, pero no a punto tal que pierda la fuerza.
3. Usen palabras y sintaxis coloquial.
4. Teman los adjetivos; ellos hacen sangrar a los sustantivos. Odien la voz pasiva.
5. Desháganse alegremente de los ornamentos, pero mantengan la forma.
Guarden el poema y olvídenlo, entonces:
6. Corten cada palabra que se atrevan a cortar.
7. Vuelvan a hacerlo la próxima semana, y otra más.
Nunca den explicaciones —el lector es tan inteligente como ustedes.

(Cortesía de Silvia Camerotto)

4 comentarios:

costa sin mar dijo...

rebueno el poema y más los consejos!!!

Irene Gruss dijo...

Gracias, Costa sin mar. Mi abrazo, Irene

luks dijo...

hermoso poema
se conseguirán libros de bunting en bs as?
saludos

Irene Gruss dijo...

De verdad, lo ignoro. Gracias por pasar l., Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char