viernes, 28 de mayo de 2010
La lluvia se cuela al fondo de cada pozo
INGEBORG BACHMANN
(Austria, 1926-Italia, 1973)
DESPEDIDA
La carne, que envejeció muy bien conmigo,
la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía,
ha de quedarse sobre el pálido muslo,
rejuvenecerse la carne, por un instante,
para que así venga más rápido el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas,
y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aún
mayor, se siente muy bien, toca a la puerta.
Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche,
el curtido omóplato, donde ya no crece ningún verde,
donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,
El confiado animal fue llevado bajo latigazos
a su armonía preestablecida.
Traducción de Breno Onetto, poemas inéditos, pertenecientes a No sé de otro mundo mejor.
***
VOSOTRAS, PALABRAS
Para Nelly Sachs, la amiga, la poeta, en veneración
¡Vosotras, palabras, levantaos, seguidme!
y aunque ya estemos lejos,
demasiado lejos, nos alejaremos una vez
más, hacia ningún final.
No aclara.
La palabra
sólo arrastrará
otras palabras,
la frase otras frases.
El mundo así quiere,
definitivamente,
imponerse,
quiere estar dicho ya.
No la digáis.
Palabras, seguidme,
¡que no se vuelva definitiva
–esta ansia del verbo
y dicho y contradicho!
Dejad ahora un rato
que ninguno de los sentimientos hable,
que el músculo corazón
se ejercite de manera diferente.
Dejad, digo, dejad.
Nada, digo yo, susurrado
al oído supremo,
que sobre la muerte no se te ocurra nada,
deja y sígueme, ni dulce
ni amargo,
ni consolador,
no significativamente
sin consuelo
tampoco sin signos–
Y sobre todo, no eso: la imagen
en el tejido de polvo, el retumbar vacío
de sílabas, palabras de agonía.
¡Sin decir nada,
vosotras, palabras!
Poemas, 1957-1961. Traducción de Cecilia Dreymüller y Concha García
***
BERLÍN
Me alegro de que ayer fuera más duro
de lo que es hoy. Entrada prohibida.
Siguen poniendo en la puerta y nadie
viene, también llueve mucho, vuelve
a ser invierno como ayer, es decir, como hace un año.
Entonces fue duro, en la vecindad
nadie. Es que nadie viene.
Ayer, me asfixié,
no podía gritar más,
hoy sí que podría gritar,
pero es mejor hoy.
arriba juegan a los bolos, abajo
trabajan la madera y asierran
estos bricoleros inocuos.
En la grieta del muro, en un
segundo de susto, un bicho negro
que se hacía el muerto. Hecho el muerto.
Y aprendo de él,
me hago la muerta,
sin hijo, sin amante,
sin radio, sin teléfono,
en esta grieta, perdida
en este planeta, en
este Berlín.
mirada por nadie más que
un muro cortafuegos.
en un segundo de susto,
me siento mirada por
la locura. Sé que
me miro a mí misma.
Un muro cortafuegos al otro.
Sin cara.
De un incendio en extinción.
Un incendio no extinguible.
***
OSCURAS PROMESAS
Como Orfeo toco yo
en las cuerdas de la vida la muerte
y la belleza de la tierra
en tus ojos, que le administran al cielo
no sé que oscuras promesas
no olvides la mañana que de repente
tu lecho y el clavel
que duerme sobre tu corazón
amanecieron mojados por el rocío
viste el río de aguas oscuras
pasar por ti
en la cuerda del silencio
tendido sobre la ola de sangre
yo toco tu sonoro corazón
tus rizos se convirtieron
en el cabello sombrío de la noche
la negra oscuridad modela
tu rostro en flecos
y yo no te pertenezco a ti
los dos nos lamentamos ahora
pero como Orfeo reconozco
en el lado de la muerte la vida,
y vislumbro
el azul en tus ojos cerrados para siempre.
***
HARLEM
De todas las nubes se sueltan las duelas
la lluvia se cuela al fondo de cada pozo
la lluvia salta de las escaleras de fuego
y teclea sobre las cajas de música
la ciudad negra gira su ojo blanco
y camina por cada esquina del mundo
el ritmo de la lluvia subvierte el silencio
el blue de la lluvia se apaga.
Traducción: Jaime de la Gracia
***
Tomado del blog de Javier Galarza:
Poco antes de su muerte, el 5 de mayo de 1971, la periodista Helse Heiimester le pregunta a I. Bachmann: ¿El rol de la mujer actual es compatible con el amor?Respuesta: Evidentemente no. El amor es una obra de arte y yo no creo que muchos hombres lo puedan realizar. Yo no sé si he logrado realizar el genio del amor.
UNA ESPECIE DE PERDIDA
Usados en común: estaciones del año, libros y una música
Las llaves, los boles de té, la panera, sábanas y una cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, empleados, gastados.
Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y siempre alargada la mano.
De invierno, de un septeto vienés y de veranos me he enamorado.
De mapas, de un poblacho de montaña, de una playa y de una cama.
Con fechas he hecho un culto promesas he declarado irrevocables,
he adorado un algo y he sido devota delante de una nada.
(de un periódico doblado, de las cenizas frías, del papel con un apunte)
impávida ante la religión, porque la iglesia era esta cama.
De la vida de un lago surgió mi pintura inagotable.
Desde el balcón había que saludar a los pueblos, mis vecinos.
Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi cabello tenía su color más intenso.
La llamada a la puerta era la alarma para mi alegría.
No te he perdido a ti,
sino al mundo.
Ingeborg Bachmann, ULTIMOS POEMAS. Ediciones Hiperión, traducción de Cecilia Dreymuller y Concha García, 1999
**
Foto: Tal como aparece en www.gimvic.org/.../2009/2f/celovec/Bachman.html
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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