miércoles, 27 de enero de 2010
Amo aunque luego me vea obligado a aullar
LOUIS ARAGON
(Francia, 1897-1982)
TODAS LAS HABITACIONES DE MI VIDA
Todas las habitaciones de mi vida
Me habrán estrangulado con sus paredes
Aquí los murmullos se ahogan
Los gritos se rompen
Aquellas en las que viví solo
Con grandes pasos vacíos
Aquellas
Que guardaban sus espectros antiguos
Las habitaciones de indiferencia
Las habitaciones de la fiebre y aquella que
Había yo instalado para ahí fríamente morir
El placer alquilado Las noches extranjeras
Hay habitaciones más hermosas que las heridas
Hay habitaciones que os parecerán banales
Hay habitaciones de súplicas
Habitaciones de luz baja
Habitaciones dispuestas a todo excepto a la felicidad
Hay habitaciones para mí de mi sangre para siempre
salpicadas
En todas las habitaciones viene un día en que el hombre
se despelleja vivo
En que cae de rodillas que pide piedad
Que balbucea y se vuelca como un vaso
Y padece el suplicio espantoso del tiempo
Derviche lento es redondo el tiempo que gira sobre sí mismo
Que mira con ojo circular
El descuartizamiento de su destino
Y el pequeño ruido de angustia antes de las
Horas antes de las medias
No sé nunca si eso va a sonar por mi muerte
Todas las habitaciones son habitaciones de justicia
Aquí conozco mi medida y el espejo
No me perdona
Todas las habitaciones cuando por fin me he dormido
Han lanzado sobre mí el castigo de los sueños
Porque no sé de los dos lo peor soñar o vivir
***
Amo aunque luego me vea obligado a aullar
El grado más alto de la tristeza tanto puede ser
un general ciego mendigando a través de las islas
Como hacia las 3 de la mañana la avenida
de la Ópera
No hay límites para la melancolía humana
Se cuenta siempre con una piedra para colocar sobre la pirámide
de las lágrimas
Estáis seguros de padecer tanto como una mujer estrangulada
en el momento en que ella sabe que todo ha terminado y desea acabar
Estáis seguros de que no valdría más ser
ser estrangulado si uno piensa en los cuchillos de las horas que se acercan
Desde hace tiempo vivo mi último minuto
La arena que mastico es la de una agonía invisible y perpetua
Las llamas que hago recortar de tiempo en tiempo por el peluquero
son las únicas en delatar el negro infierno interior que me habita
Como cuerpos privados de sepultura
los hombres se pasean por el jardín de mi mirada
Soñadores inexplicables
o soy el único a quien golpea una mano desecada
en este desierto poblado entre estas flores áridas
Amo y soy amado. Nada nos separa
Por qué entonces estar triste en el corazón espléndido del amor
El mundo sacude su estúpida cabeza Sabelotodo
Amo aunque la vida sea mortalmente intolerable
Amo aunque luego me vea obligado a aullar
se extiende por el horizonte donde graznan inútilmente los cuervos
Sin embargo en cada árbol hay un ahorcado que se balancea
en cada hoja una mancha de sangre
Qué puede haber peor que el cielo al amanecer o el betún de la tarde
Qué es eso que me impide morder a los paseantes en los bulevares
La amargura que siento crecer en mí puede ser el primer
torrente de un diluvio
a cuyo lado el otro parece un vulgar desborde de cloacas
Recuerdo que en mil quinientos cuarenta y uno
cerca de Pavía
cuando me apresaron en la campiña por donde deambulaba
víctima de los primeros efectos del mal
los campesinos no quisieron creerme cuando les dije la verdad
Rehusaron tomarme por lobo furioso
a causa de mi piel humana y Santos Tomases
eternos de la ciencia experimental
cuando les confesé que mi piel lupina estaba oculta
entre pellejo y carne
con sus puñales me hicieron tajos en los miembros y el cuerpo
para verificar mis melancólicas afirmaciones
no me tocaron la cara
espantados por la atroz poesía de mis rasgos
Qué es eso que me impulsa a aullar en las tumbas
qué es eso que me obliga a escarbar irresistiblemente en el polvo
donde duermen los enamorados en descomposición
Qué vas tú a exhumar como si la luz viviente
no tuviera bastante con las heridas de los vivos
Dadme el lenguaje tenebroso de los ajusticiados en la silla eléctrica
el vocabulario último de los guillotinados
La existencia es un ojo reventado Que se me entienda
bien un ojo que hacen reventar a cada instante
O lo haré examinar con engaños por un médico alienista
o bien lo mataré fríamente
amor mío
durante su sueño mientras yace pálido y desnudo
mientras los lobos surgen en torno de los cementerios donde duermen
los bellos días que pasamos juntos amor mío.
***
No hay ningún amor feliz
El hombre nada adquiere jamás Ni su ternura
Ni su amor ni su fuerza Y cuando abre los brazos
La sombra que proyecta es una cruz oscura
Y si abraza su dicha la destroza en pedazos
Su vida es una extraña y espantable locura
No hay ningún amor feliz
Su vida se parece a un inerme soldado
Que para otra estrategia ha sido preparado
Que madruga y de noche sufre de hambre y de sed
Y que en la tarde tiembla deshecho y desarmado
Decid «mi pobre vida» y el llanto contened
No hay ningún amor feliz
Mi bello amor mi dulce amor mi amor perdido
Dentro de mí te llevo como un pájaro yerto
Y aquellos que de lejos nos vieron no han sabido
Que mis propios poemas tras de mí han repetido
Y que ya por tus ojos varias veces han muerto
No hay ningún amor feliz
El tiempo de aprender a vivir ya ha pasado
Que lloren en la noche nuestros dos corazones
Por el dolor que esconde cada recuerdo amado
Las tragedias que nutren el éxtasis soñado
Los sollozos que impregnan las menores canciones
No hay ningún amor feliz
No hay amor que no aflija al par que desespera
No hay amor que no se halle mezclado a su dolor
No hay amor que no espante No hay amor que no hiera
No hay amor que no viva de lágrimas y espera
Y el amor de la patria lo mismo que tu amor
No hay ningún amor feliz
Pero este es nuestro amor
Versión de: Andrés Holguín
***
Persona pálida
Más mísero que las piedras
triste a más no poder
el hombre escuálido
el atril hubiera querido aniquilarse
Qué frío el viento me penetra en el sitio
de las hojas
de las orejas muertas
Solo cómo patalear para ahuyentar el frío
con qué pie iniciar la semana
Un silencio que nunca acaba
Ni una palabra tierna para engañar al invierno
La sombra del alma del amigo La escritura
Tan sólo las señas
Mi sangre daría una sola vuelta
Los sonidos se pierden en el espacio,
como dedos congelados.
Nada más
que un patín abandonado en el hielo
El fulano
A través de él se ve el día
Versión de Aldo Pellegrini
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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