PETER FALK
(Nueva York, 1927- Beverly Hills, California, Estados Unidos, 2011)
Me gusta dibujar, la idea de trabajar totalmente solo, solo vos y una modelo, en silencio. El mundo se ha vuelto muy ruidoso. Tengo dos momentos de concentración en mi vida. Uno es cuando el camarero describe los “especiales”, porque es muy difícil oírlo, y porque lo que describe es algo que no existía cuando yo era chico. ¡Las combinaciones son tan complejas! ¡Y el salón es tan ruidoso! El otro momento de concentración es cuando trato de capturar la actitud y la forma de una mujer desnuda o semidesnuda. Es tan satisfactorio tratar de dibujar eso. Y voy a mencionar lo que Michelangelo le dijo al Papa. Cuando el Papa felicitó a Michelangelo por la Capilla Sixtina, la respuesta de Michelangelo fue: “Está todo en el dibujo. El resto lo consigo meándole encima”.
***
A los 70 me sentía más viejo que cualquier persona a la que conocía. Todos mis perros estaba muertos. Media docena de gatos, periquitos... todo se había ido. Probablemente también cada mujer con la que me acosté, excepto mi esposa. Pero cuando me preguntan cómo me siento por haber envejecido, y si los 70 me sorprendieron, digo que no, no me sorprende. ¿Qué imaginabas que iba a pasar? Según lo veo yo, es la mejor de las dos alternativas.
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Fuente: Radar, Página 12, 26/06/011
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
más que merecido, señora. más que merecido.
Gracias por su visita, seora; Irene
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