sábado, 23 de enero de 2010
¡No soy tanto!
NICOLÁS GUILLÉN
(Camagüey, Cuba, 1902-
La Habana, Cuba, 1989)
AGUA DEL RECUERDO...
¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.
Caña
¡febril la dije en mí mismo!
caña
temblando sobre el abismo,
¿quién te empujará?
¿Qué cortador con su mocha
te cortará?
¿Qué ingenio con su trapiche
te molerá?
El tiempo corrió después,
corrió el tiempo sin cesar,
yo para allá, para aquí,
yo para aquí, para allá,
para allá, para aquí,
para aquí, para allá...
Nada sé, nada se sabe,
ni nada sabré jamás,
nada han dicho los periódicos,
nada pude averiguar,
de aquella mulata de oro
que una vez miré al pasar,
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.
***
EL NEGRO MAR
La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;
sale la luna chorreando
del mar.
El negro mar.
Por entre la noche un son,
desemboca en la bahía;
por entre la noche un son.
Los barcos lo ven pasar,
por entre la noche un son,
encendiendo el agua fría.
Por entre la noche un son,
por entre la noche un son,
por entre la noche un son...
El negro mar.
-Ay, mi mulata de oro fino,
ay, mi mulata
de oro y plata,
con su amapola y su azahar,
al pie del mar hambriento y masculino,
al pie del mar.
***
IBA YO POR UN CAMINO
Iba yo por un camino cuando con la muerte di.
-¡Amigo! -gritó la muerte,
pero no le respondí,
pero no le respondí;
miré no más a la Muerte,
pero no le respondí.
Llevaba yo un lirio blanco,
cuando con la Muerte di.
Me pidió el lirio la muerte,
pero no le respondí,
pero no le respondí;
miré no más a la Muerte,
pero no le respondí.
Ay, Muerte,
si otra vez volviera a verte,
iba a platicar contigo como un amigo;
mi lirio, sobre tu pecho,
como un amigo;
mi beso, sobre tu mano,
como un amigo;
yo, detenido y sonriente,
como un amigo.
***
CANTO NEGRO
¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,
aé
yambó,
aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
***
CANCIÓN
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera!
¡Yo, muriendo!
Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril
¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
¡No soy tanto!
En cambio, ¡Qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!
De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera
¡Yo, muriendo!
***
NEGRO BEMBÓN
¿Po qué te pone tan brabo,
cuando te dicen negro bembón,
si tiene la boca santa,
negro bembóm?
Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.
Te queja todabía,
negro bembón;
sin pega y con harina,
negro bembón,
majagua de drí blanco,
negro bembón;
sapato de dó tono,
negro bembón.
Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo da tó.
***
ADIVINANZAS
En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
El negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
El hambre.
Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?
La caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora a la otra.
¿Quién será, quién no será?
La limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
Yo.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
4 comentarios:
Hola Irene Gruss: Es un placer haber encontrado tu blog y no haber perdido tu huella.
Quería contarte que trabajaba en una librería de la Capital Federal y me pasaba horas leyendo tus poemas.
Hoy vivo en Chile y me arrepiento de no haber obtenido tu libro -aquí no lo consigo-.
Quería contarte ésto porque es así cómo conocí tu obra, de la cual me siento admirador. Y cuando vuelva a Baires, me traeré todo lo que encuentre!
Un cordial saludo,
Manuel.
Bueno, muchas gracias, Manuel. Un saludo para Chile y otro a vos, Irene
Hermosos poemas subiste. No conocia al ese autor. Gracias por entregarme sus letras.
Cariños.
Caro
Gracias, Caro. Apenas pueda te visito, I
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