viernes, 26 de febrero de 2010
Hondo en lo oscuro
MATSUO BASHO
(Japón, 1644–1694)
“No sigo el camino de los antiguos: busco lo que ellos buscaron.”
**
Es primavera:
la colina sin nombre
entre la niebla.
***
El mar ya oscuro:
los gritos de los patos
apenas blancos.
***
Llora
la sombra sola de la anciana.
Compañera de la luna.
***
A una amapola
deja sus alas una mariposa
como recuerdo.
***
Un relámpago
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.
(Trad.: Octavio Paz, Eikichi Hayashiya)
***
A caballo,
mi sombra vagabunda
se congela
***
Mar en sombras
patos con chillidos
casi blancos
(Trad. de Alberto Silva)
***
Un mismo haiku:
Original:
古池や (Furu ike ya)
かわず飛び込む (kawazu tobikomu)
水の音 (mizu no oto)
En traducción de Octavio Paz y Hayashiya Eikichi:
Un viejo estanque:
salta una rana ¡zas!
chapaleteo.
**
En la versión de Fernando Rodríguez-Izquierdo:
Un viejo estanque,
al zambullirse una rana
ruido de agua.
**
En la versión de Alberto Silva:
La vieja charca
Zambullón de una rana
Ruido del agua
**
En la versión de Valle Inclán:
El espejo de la fontana,
al zabullirse de la rana,
¡hace chas!
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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