viernes, 25 de septiembre de 2009
La duda, la duda es escribir...
MARGUERITE DURAS
seudónimo de Marguerite Donnadieu
(Gia Dinh, cerca de Saigón, Vietnam, 1914 - París, Francia, 1996)
Algunos fragmentos de Escribir
(Editorial Tusquets)
“Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.”
“La duda, la duda es escribir. Por tanto, es el escritor también.”
“No creo en la gente que dice: he roto mi manuscrito, lo he tirado. No lo creo. O bien lo que estaba escrito no existía para los demás, o no era un libro. Y uno siempre sabe lo que es un libro.”
“Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor."
“Algunos escritores están asustados. Tienen miedo de escribir. Lo que ha ocurrido en mi caso, quizás haya sido que nunca he tenido miedo de ese miedo. He hecho libros incomprensibles y han sido leídos.”
“Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que llegar a percibir; todo escribe…”
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En La vida material usted dice, mejor dicho, escribe lo siguiente sobre Lol V. Stein: "Podríamos decirlo de otra manera. Podríamos decir que ella comprende que su novio vaya hacia otra mujer. Comparte totalmente esa elección que han tomado en su contra y como consecuencia de ese suceso pierde la razón. Es un olvido. En las heladas sucede un fenómeno parecido. A los cero grados el agua se hiela, pero a veces, cuando hace frío hay tal inmovilidad del aire que el agua se olvida de helarse. Su temperatura puede descender hasta cinco grados antes de que se hiele". Bien. Este olvido, y perdone si soy un poco... He vuelto a leer "Lol V. Stein" y he hecho lo mismo con "El amante de la China del Norte" y la proximidad que hay en los dos libros hace que me haga preguntas que probablemente no debería hacerle. Pero, cuando la niña en "El amante de la China del Norte" se ofrece al joven chino, su amiga, ¿cómo se llama? Lagonelle, no, Helene Lagonelle, ¿no podríamos relacionar su conducta con la de Lol V. Stein?
Marguerite Duras: Es la primera vez... Es la primera vez que me lo dicen. Es cierto. Ella se vuelve Lol V. Stein.
P.D.: ¿Qué significa este hecho?
M.D.: Pone de manifiesto una permanencia.
P.D.: Sí. ¿Qué significa esa permanencia?
M.D.: Llamemos a las cosas por su nombre. Permanencia del luto que he llevado toda mi vida por no ser Lol V. Stein. Por tener que concebir el tema y escribirlo, decirlo, sin haberlo vivido nunca.
P.D.: ¿Realmente siente dolor por no haberlo vivido?
M.D.: Me lamento, sí, pero Lol nunca habría escrito.
P.D.: ¿Se podría hablar de, y perdone si le parece chocante, de vocación?
M.D.: ¿De escribir?
P.D.: No, de ser... Es como una vocación cuando se siente nostalgia por no ser alguien. Quiero decir que...
M.D.: Casi sí. Pero a la vez... Al mismo tiempo me sentía apasionada por comprender. En el colegio, por ejemplo, era muy buena alumna. Muy constante. Muy clásica, banal. Pero fuerte. Es un poco contraproducente.
P.D.: ¿Por qué opone el hecho de ser buena estudiante con el deseo de ser Lol V. Stein?
M.D.: Porque el colegio pretende enseñárnoslo todo. Yo me tragué todo. Al escribir, me curé del colegio. Era buena alumna. Muy constante. Sin trabajar. Tenía facilidad para el estudio. Es contradictorio. No sé.
P.D.: Quizás no.
M.D.: Habría que intentar saber como ser cuando se intenta.
P.D.: Vuelvo a ese agua que se olvida de helarse.
M.D.: Me gusta mucho. Me había olvidado de eso. Lo he recuperado.
[...]
Pierre Dumayet: [Leyendo] "Me he dicho muchas veces que se escribía sobre el cuerpo muerto del mundo y de igual manera sobre el cuerpo muerto del amor. Que lo escrito se nutría en los estados de ausencia, no para reemplazar algo de lo vivido o de lo supuestamente vivido, sino para depositar en éste el vacío por él dejado". ¿Define esto lo que es la escritura?
Marguerite Duras: Para mi sí. ¡Al pie de la letra! Cuando un suceso... Un suceso no puede ocurrir dos veces, una vez en la realidad y una vez en un libro, pero tiene que haber ocurrido para que el libro pueda narrarlo. Y el mismo suceso se destruye, si me lo permite, en el libro, porque nunca es el que ha tenido lugar. Sí, el libro realiza este milagro. Lo que se ha escrito se ha vivido, y rápidamente. Lo que se ha escrito sustituye a lo que se ha vivido.
Trouville, 1992
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["Leer y escribir", una emisión de Pierre Dumayet para La sept y F comme Fiction. Primera emisión en Arte, el 29 de enero de 1993. Transcripción a partir de los subtítulos de la emisión en La noche temática de Televisión Española de 5 de junio de 1996, dedicada a Marguerite Duras]
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
wo! lectura para las manos. Gracias Irene por tus aportes de siempre.
Gracias, gracias por pasar, Irene
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