domingo, 8 de mayo de 2011

Dos poemas más de ALEJANDRA PIZARNIK

(Buenos Aires, Argentina, 1936-1972)


Balada de la piedra que llora
a Josefina Gómez Errázuris

la muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada
***
Signos


Todo hace el amor con el silencio.
Me habían prometido un silencio como un fuego, una casa de silencio.
De pronto el templo es un circo y la luz un tambor.
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char