sábado, 8 de enero de 2011

La tumba del héroe es un montículo disputado

IRISH MURDOCH
(Jean O. Bayley, Dublín, Irlanda, 1919 - Oxford, Inglaterra, 1999)

The Agamemnon Class, 1939
(fragmento)

¿Recuerdas la interminable clase
del profesor Eduard Fraenkel sobre Agamenón?
Entre la línea ochenta y tres y la línea mil
nos parecía que nuestra inocencia
se perdía, nuestra juventud se desperdiciaba,
en aquel aire traslúcido, implacable…
La tumba del héroe es un montículo disputado.
¿Qué sucedió realmente en la llanura ventosa?
Los jóvenes están aburridos de cuentos de guerra.
Y vosotros, los otros jóvenes que permanecisteis allí
en la tierra del pasado sois educados y pálidos,
vuestros destinos contenidos en la palma de la mano.

Trad. Nacho Segurado
***
El buen aprendiz
(fragmento)

Estoy tan solo, pensó él, nadie me ayuda, nadie me puede ayudar, ni siquiera pido la ayuda de nadie. Pero ¿qué será de mí, no estaré mejor muerto? Estoy simplemente incomodando y contaminando la tierra. Soy un muerto viviente, la gente debe ver eso, ¿por qué no corren alejándose de mí? Ellos sí se alejan, ellos me evitan. Ninguna voz puede alcanzarme, no seré capaz de pensar nuevamente, no seré capaz de trabajar nuevamente, estoy permanentemente herido. Mi mente ya no es libre, mi imaginación está completamente envenenada, atascada con un veneno negro. Soy una minúscula maquinaria, ya no soy un espíritu humano, mi espíritu ha muerto, mi pobre espíritu ha muerto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

porque esta pessoa escreveu isto?
onde vç vive? poque pensou assim
meu nome é vera

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char