jueves, 11 de marzo de 2010
Profundamente agradecido
Uno más de
OSVALDO BOSSI
(Buenos Aires, Argentina, 1963-)
MATABAS PIOJOS
Matabas piojos
golpeando dulcemente
la parte de atrás de tu cabeza
contra el respaldar de la cama.
Matabas la sed con vino tinto
preferentemente en cajitas de cartón
y grandes jarras de cerveza
como un cowboy en la taberna
en el desierto de Oklahoma.
Matabas el deseo
como un animalito alegre, tierno
profundamente agradecido,
y al hambre lo matabas
cada vez que podías,
pero resucitaba a las dos horas
y había que volver a darle con un mortero
una bazuka, lo que fuera…
pero igual volvía a reclamarte
su parte en esta vida.
Matabas el amor con más amor,
como si vivieras adentro
de una telenovela,
y al tiempo lo matabas durmiendo
o dando vueltas toda la noche,
todo el santo día por ahí,
tus negros
bellos ojos por ahí, medio drogado,
medio entregado pero nunca
sometido, con esa alegría a prueba
de terremotos, miseria, soledad, incendios
que doblegaba las horas
y las hacía cantar.
**
De Casa de viento
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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