viernes, 12 de marzo de 2010
El nombre con que dios lo llama es piedra
Un poema inédito de
EDUARDO MILEO
(Buenos Aires, Argentina, 1953)
Michelangelo Buonarotti
(Caprese, 6 de marzo de 1475-
Roma, 18 de febrero de 1564)
Se asoma
bajo el manto que la noche deja caer sobre su espalda
se asoma con los ojos
heridos de haber dios.
No cree
pero todo lo que tiene en la vida es la fe
mover montañas con el mar de la fe.
Si lo vieran
repitiendo el nombre de las aves amadas
de los seres que han volado para siempre.
Pero su nombre es piedra
su verdadero nombre es piedra
el nombre con que dios lo llama es piedra.
Basta con sentir
su mano seca de rama sobre el rostro
sentir su mano seca.
Garganta que no grita
silencio que si escapara de su garganta gritaría.
Su nombre es abismo
en el que cae la piedra de su nombre.
Si eternidad fuera el instante
si el instante soñado eternidad se llamara
volar vería el fuego de su sombra.
Pero no
eternidad no se llamara ni un instante
hombre sería y de su fuego
nacería un dios en su garganta.
**
Imagen: La piedad, de Michelangelo Buonarotti
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
1 comentario:
Cuantas imágenes que dispara el texto...
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