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miércoles, 25 de julio de 2012

Venid, va a estar bueno


he dado el paso…

He dado el paso
más importante de toda mi vida:
he roto con mi madre y he caído en tus brazos.
Romper y caer,  y caer
y caer.
Así de simple.
Ahora que el mundo se abre y mi casa 
la que he cultivado desde que soy un niño 
se cierra.
Guardo en una caja de mentira
los juguetes que he fabricado de verdad
a lo largo del tiempo, para escapar
del tiempo.
Hoy que mi madre se muere de indignación
por verme caer
con todo el peso de mi cuerpo
en tus brazos… 
Y es simple la caída
y por momentos, dulce 
y menos dolorosa de lo que imaginaba.
 **

miércoles, 15 de junio de 2011

Poemas de amor

OSVALDO BOSSI
 (Buenos Aires, Argentina, 1963)

DILEMA

Cómo hablar de una verga
sin que el señor o la señora
se ruborice de sólo verga?

Cómo hablar de una verga
sin que murmuren para sí:
Esta verga no es una verga
es error tipográfico?

Cómo hablar de una verga
sin que venga el censor
con su espada de verga
y la verga de un tajo?

Y con qué verga
de la palabra universal
sustituir tu verga tangible?
***
HAMLET A OFELIA

No me odies Ofelia, el cuerpo acariciado
es lo único real; lo demás es perderse
como en un sueño y cerrar los ojos. No creas
en el delirio de Laertes; lo que se lleva y trae
nada tiene que ver con vos, que rotás
en la luz de otra sombra. A tu belleza
no la visita el turbado aliento de esos
muchachos que te quisieron para sí, sólo yo,
la torpe misoginia que vertió sobre el pecho
la negra lujuria de mi madre; no el calabozo
de la castidad. Duerme, si la muerte te pide eso,
pero no pienses en mí, no sigas articulando
para la nada, en la nada, horribles sacrificios.
Aunque morir sea sólo eso: cambiar esta noche
por otra.
***
Cuando somos niños nos asusta el viento,
el ruido de las grandes tormentas,
como si fuera a terminarse el mundo. Bueno,
es todo eso, y más.
***
Leyes de la materia: irse, volver.
ceder a la presión de unos labios, al sueño
sin que esto signifique debilidad, pérdida de fe
o destrucción.
**
De Casa de viento, antología personal; editorial Nudista, 2011

viernes, 8 de octubre de 2010

Yo y mi cantimplora interior

Uno nuevo de OSVALDO BOSSI

Camellos


Aquella noche, al dormirme
soñé que era un extraño camello
dejando sus huellas claras y pesadas
sobre un hermoso desierto que no se sabe
adónde empieza ni dónde termina,
el pecho en alto bajo el cielo estrellado
o el sol que orla, como un anillo de oro implacable,
la cabeza de esos niños que se alejan
(demasiado temprano o demasiado tarde)
bajo una nube de pensamientos:

yo y mi cantimplora interior,
los grandes ojos acostumbrados a lidiar
con toda suerte de espejismos, contento
(como ahora, por ejemplo) de ver otra vez
a ese muchacho tan querido por mí
avanzando a través de las dunas
con su pañuelo en el cuello y su gorra
de legionario: aliviado (¡como si no lo conociera!)
por el sólo hecho de volver a tenerme.

Yo y mi joroba casi perfecta,
y mis pestañas largas y aterciopeladas
apartando (grano por grano, con una paciencia
infinita) enormes o pequeños saharas
que parecen de arena y son, en realidad
pura sombra… Pero qué importa,
qué puede importar todo eso, ahora.

La luna —como siempre— estaba ahí,
y yo por supuesto también estaba
ahí, adelante, deteniéndome cada tanto
al lado de un fueguito fatuo, capaz
de atemperar la noche más larga y más fría
del universo, para luego pensar, simplemente,
como deben pensar todos los camellos
a cierta hora: Dios mío, todo esto es mejor
que atravesar el ojo de una aguja.

**
Del libro que acaba de salir: Esto no puede seguir así
**
Se pueden leer otros poemas de Bossi aquí

jueves, 11 de marzo de 2010

Profundamente agradecido


Uno más de
OSVALDO BOSSI

(Buenos Aires, Argentina, 1963-)

MATABAS PIOJOS

Matabas piojos
golpeando dulcemente
la parte de atrás de tu cabeza
contra el respaldar de la cama.

Matabas la sed con vino tinto
preferentemente en cajitas de cartón
y grandes jarras de cerveza
como un cowboy en la taberna
en el desierto de Oklahoma.

Matabas el deseo
como un animalito alegre, tierno
profundamente agradecido,
y al hambre lo matabas
cada vez que podías,
pero resucitaba a las dos horas
y había que volver a darle con un mortero
una bazuka, lo que fuera…
pero igual volvía a reclamarte
su parte en esta vida.

Matabas el amor con más amor,
como si vivieras adentro
de una telenovela,
y al tiempo lo matabas durmiendo
o dando vueltas toda la noche,
todo el santo día por ahí,
tus negros
bellos ojos por ahí, medio drogado,
medio entregado pero nunca
sometido, con esa alegría a prueba
de terremotos, miseria, soledad, incendios
que doblegaba las horas
y las hacía cantar.
**
De Casa de viento

jueves, 30 de abril de 2009

Estás solo en tu sueño


Algunos pocos poemas
de OSVALDO BOSSI
(Buenos Aires, Argentina, 1963-)


NO SOY LA NOCHE, SOY LA NADA
que juega en mí y en vos descubre
aliento suficiente para seguir
viviendo, mintiendo quizás. Es raro
este deseo, este no que desea.
El único pensamiento incomprensible:
no que estés, sino la conciencia
de que estés.
***

SI MUERE EL UNO MUERE EL OTRO,
hace tiempo que lo sabemos, el mismo
que llevamos negándolo. Cambiemos
si querés este concepto muerte
por cualquier otro, y el resultado
será el mismo. Comprendo que este lazo
te aterre.
***

ESTÁS SOLO EN TU SUEÑO
como la arena está en la arena.
Reflejo o no, el tiempo te destruye
y se te escapa. Por momentos
la noche ciega, el bálsamo
de una extraña pasión borra
el funeral de tus pensamientos.
Pero salir de sí exige más que eso.
El delicado orden de la razón
no lo comprendería, y estoy cansado
para explicarlo ahora.
***

El muchacho contorsionista

No tengo amigos, pero me llevo bien con los relámpagos.
De dónde quiero salir, adónde quiero llegar,
no lo sé. De la mañana hasta la noche
doy vueltas a lo mismo, como si poner un brazo aquí,
una pierna allá, me impidieran caer en el dolor...
No hay dolor para mí. Es importante que sepan
esto: no hay dolor. Y no entiendo a la gente que sigue quieta,
aferrada a lo mismo, o deja que las cosas continúen
en su lugar. Yo sueño con un cuerpo distinto
cada vez, y no me importa que sea el mío:
puedo pasar de lobo a niño, de elefante a cangrejo
en pocos segundos, haciendo pequeños arreglos.
Algunos piensan que lo mío no es flexibilidad
sino un error de base, como si me faltara un eje,
un punto de apoyo... Puede ser. Mi madre se horroriza
al verme, y mi padre se ríe, se divierte conmigo
como si dijera: Este muchacho... Sin ir más lejos
anoche tuve una pesadilla. Dormido y desnudo
en mi cama, cualquiera (¿se dan cuenta?) cualquiera
podía verme. Mi novia, incluso, que es muy posesiva
podía encerrarme en una cajita de fósforos
o esconderme tranquilamente en un dedal.
***

Esperé a que cerrara los ojos
y se durmiera.

Es raro, pero
apenas acerqué el cristal
la respiración también se agrandó,
venciendo el peso enorme
que a nuestro alrededor tenían
los árboles de eucaliptus.

Mi lupa
era un objeto mágico, lo sé,
que recorría de lado a lado
su inmenso cuerpo
en porciones cada vez más cercanas, más nítidas
e inaccesibles.

¿Qué hacer?

Con miedo de perderlo
para siempre, acerqué
como un ciego la punta de mis dedos
hasta sus labios
y lo acaricié muchas veces.

Tocar es mejor que ver, me dije
en ese instante súbito
entre la pérdida y la realización.
Mientras tanto, Raulito
dormía
o fingía dormir.
No afuera, sino adentro de su pecho
cantaban a todo vapor las chicharras.
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char