JOSÉ VILLA
(Martín Coronado, Prov. de Buenos Aires, Argenina, 1966)
Último poema
En la pensión donde vivo
no hace mucho
se ahorcó un cabrón
era poeta
y estaba viejo
y nunca soltaba
el whisky
hasta esa noche
cuando su cuello
se cruzó en el camino
de aquella cuerda
lo encontraron
2 días después
apestaba
lo bajaron
se lo llevaron
en la mesa
dejó un poema
dedicado a
"la muy
puta"
el cuarto
que ocupo
era el suyo
yo también
soy poeta
igual de mierda
y de borracho
pero no estoy
viejo
o no mucho
y si en una
de esas
decido ir
y colgarme
no pienso
escribirle
un último
poema
a la perra
aquella
no se merece
ni siquiera
eso
la muy
puta.
***
Trabajo misterioso
No sabe lo lejos que está, toca timbre en una casa,
no sabe a quien debe mirar
Buscará creer, hará su vida
La veo que camina tomada de una apariencia,
hace la suya
La verdad es que durante tanto tiempo no la había mirado:
pensaba más bien en la mezcla, en la rueca
de fieles y de estambres, de trozos de mosaico y perros
enroscados, botellas y fragmentos,
que me callé
A tal punto, que estas vías conducen a una lápida
Y sí, no parecía que entre su triste retrato y su perdida
unión hubiera algo.
***
La vida
Ayer amanecí muerto
Se sentía bien:
cierta ligereza
un sentimiento cercano a la euforia...
aproximadamente lo que debe sentir un río
poco después de entrar al mar
¿Y acaso no es la vida un río
que nos conduce sin tregua hacia un final predecible?
me pregunté filosóficamente
De todos modos
tenía ganas de tomarme un café
Así que, muerto y todo
bajé a la cocina
puse agua en la cafetera
etc
Conforme pasaban las horas
me di cuenta que estar muerto
no representaba ningún impedimento
para seguir llevando a cabo
mis viejas rutinas de toda la vida
Todo era cuestión de adaptarse
a esa curiosa sensación de ligereza
a ese sentimiento como de flotar
a unos pocos centímetros del suelo...
algo parecido a lo que debe sentir
un corredor de 100 metros
segundos después de cruzar la meta
¿Y acaso no es la vida una corta carrera
sin más objeto en realidad
que cruzar un simbólico límite en medio de la nada?
Por lo visto
morir propiciaba
cierta tendencia a caer en especulaciones
filosóficas
En fin
como veo que el poema se está alargando
haré un resumen de lo que hice mi primer día muerto:
fui a la tienda
compré cerveza
regresé al departamento
y me senté a tomar frente al televisor
hasta que me dio sueño
Luego me lavé los dientes
me metí a la cama
y me dormí
Hoy amanecí con vida
Otra vez
Así que olviden lo que dije allá arriba
sobre el río
y sobre la carrera corta
Además
¿quién sabe qué es la vida?
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lunes, 4 de enero de 2016
martes, 8 de noviembre de 2011
Guardó las cosas que yo...
Otro poema de JOSÉ VILLA
(Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 1966)
SE VA
Pantalón amplio
de verano con estampados
asimétricos blancos y negros
Abstracta
Se va con su musculosa
a rayas transversales
anaranjadas blancas
Despintadas
con el cabello recogido
a la altura de la nuca
y la piel blanca a pesar del sol
Pecas sobre brazos largos
Se va
Sandalias de cuero marrón
que le regalara su madre
y una bolsa grande de plástico
donde guardó las cosas que yo le
adeudaba
Una mochila negra
y un bolsito de tela azul
donde caben los puchos y
la billetera
Se va
(Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 1966)
SE VA
Pantalón amplio
de verano con estampados
asimétricos blancos y negros
Abstracta
Se va con su musculosa
a rayas transversales
anaranjadas blancas
Despintadas
con el cabello recogido
a la altura de la nuca
y la piel blanca a pesar del sol
Pecas sobre brazos largos
Se va
Sandalias de cuero marrón
que le regalara su madre
y una bolsa grande de plástico
donde guardó las cosas que yo le
adeudaba
Una mochila negra
y un bolsito de tela azul
donde caben los puchos y
la billetera
Se va
sábado, 2 de enero de 2010
Paraje candoroso cada cosa que brilla

JOSÉ VILLA
(Martín Coronado, Argentina, 1966)
Es un campo
violeta azul amarillento anaranjado
anaranjado celeste turquesa anaranjado
verde oscuro anaranjado verde oscuro
verde con vaca marrón anaranjado
verde marrón verde blanco verdoso
celeste verde marrón
repulgues nubes anaranjadas pedazo
de tierra nubes anaranjadas borbotones
verdes borbotones oscurantistas
agrestes bolos árboles
manchas de vacas transparentes pasto
árboles, la talladura dinámica de sus partes
sin sensación de integridad
las vacas tampoco
que piden prestado a la rudeza de los árboles
un fondo de color rectitud filosa
una palmera suerte historia de
este paraje cosa melancólica tropical
por qué fueron los hombres a llenar sus ojos
con sangre de ese paraje?
convoco a la desgracia
que convocó a su pintor
pero no digamos historia del paraje sino
su destino hacia un cuadro la historia de su movimiento
hacia la mano y la tela
paraje candoroso cada cosa que brilla
se reconoce en su objeto que
mueve una parte
para volver a otro objeto más fiel al pintor
o a mí lector al pincel
al pelo del pincel a mí, lector
Acaso cuál es esa parte bucólica del pintor
o que el pintor ve?
Parte para el pintor y su vida
para la naturaleza que hay allí
Parte para el pintor y el pintor responde
ella se da a conocer y reconoce
a su poeta
la luz, detalle digno, permite mirar y comparar
todo esto con un sabor que viene distinto y a destiempo
color para el pintor para el que mira
pero en sustancia se trata del pasado reconocido
Esa es la luz en este caso y sólo en este caso?
A eso llamaremos
instinto y agonía para llegar
a lo que es ese sabor que no sabemos
qué es cómo es
Qué habrá allí ahora?
Por qué creer en esa agua blanquecina
y celeste playísima donde andan las vacas
transparentadas por su influencia
Agua que el pintor vio
para nombrar ahora esa agua agua que imaginó
al tocarla, la que el pintor descubrió un día subiendo de un aljibe,
sobre la que una vez soñó que pintaba con tinta negra
y escribía trazos que se perdían con su correr?
El bodoque frondoso al interior del cuadro sujetado
por la mano de los anaranjados nubarrones
y la palmera aplique elemental
Fuerza e intensidad dónde en qué?
una división del paraje para demostrar la fuerza
arracimada vegetación contra toda la dispersión
del resto del que las vacas son como púas
alma sobre alma hormigas, troncos, aparecidos,
huesos, pájaros y perros
camafeos, canoas, canastos, carros,
huesos, cantos, insectos,
plazas repletas de sandías
este paraje campo y cuadro de un campo
empieza como a exigir a alguien certeramente
Es decir momento en que ese campo,
quien lo observa, no la letra
del pintor que de todo pintor es neutra,
desea que algo sea y no que el no ser esté tan lleno
aunque en ese ser sea
El corazón rebalsa de felicidad y placer,
quiere marchar enloquecido
hacia una caverna pero el pincel del pintor
se mantiene
recorrido por las puertas,
desdeña y tiene piedad,
no se reduce ante los que creen en
estas cosas de existencia tan cargada
desprecia
cree que lo que está por hacer
es siendo del vacío
documento de lo que está
hecho y tendrá que hacerse
La carga de la realidad se empieza
a desinflar entonces
queda a la distancia su cabeza
En algún momento aquel pintor
interrumpió su tarea y se abandonó al suspiro del alma
que desapareció abandonando la luz sus ojos
interrumpiéndose el pincel
parte detenida sin deducir sumar ni adherir
A qué se debe ese suspiro que no vuelve a inspirar
deslumbrado por la presión del aire
y las huidas que la luz hace
nudo o punto rojo, el pintor cierra los ojos
el observador del cuadro cierra los ojos
deja de ser el observador deja de ser el pintor
Más tarde el pintor se preguntará
qué hago?
El observador repetirá la pregunta
sin entender que la replica
es un día de lluvia en la calle
cuántos días de lluvia tuvieron
los ojos del pintor?
días como los del que mira el cuadro
que se fueron en la memoria
del pintor para despertar su creencia
en el fuego que es pintar
El observador abre los ojos pensando en estas cosas
ha visto una puerta se ha asomado a ella
visto este campo creído en las semejanzas
se ha dejado llevar
en la cara de los hombres hongos?
vacas?
La verdadera historia del paraje dice
como si intentáramos una biografía general
pagamos por auscultar el corazón
porque qué es la ley por qué nos hastiamos de ella?
por qué tomamos como instrumento un par de frases inconexas,
dichas, un día del eterno dolor original? creer en las máscaras
en la verdad?
Porque queremos allí que hable lo humano?
Parece lógico pensar así pero no es cómodo
para el observador encontrarse con la insatisfacción
de la quietud
y no es este el uniforme de quien pone a hablar
a un pequeño hombre guiñol o marioneta
no es totalmente esa brutalidad plana
con mano de cera tan bella tan agnóstica y profunda!
sino la persona sin retrato
ni estrategia enfermo en la plaza o el mercado
qué le dirán trastornado no te amparan las ideologías asesinas
ni el jabón de francis ponge
Por eso buscamos ahí
un ejemplar salido de la muerte en la solitaria vida
porque la vida es solitaria un ejemplar salido de la vida
en la solidaria muerte porque la muerte es
La mano del pintor
tuvo en cuenta estas cosas
estoy seguro
..........................................
Canción:
la mano invisible
la mano amputada
la mano que es
la puerta
***
Tomado de www.revista-atmosfera.com.ar
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char