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miércoles, 20 de julio de 2016

Avanzo hacia el horizonte

Patricio Foglia

(Buenos Aires, Argentina, 1985)

Es medianoche y soy un autómata
mis pasos me pertenecen y no me pertenecen,
ya empiezo a sentir
la espuma en mis pies
cubriendo cada poro
de mi piel de hojalata.
Alrededor, cada átomo es una burbuja:
imantado, me dejo llevar
avanzo hacia el horizonte

(de la serie "La escafandra") 
***
La escafandra

Desde el muelle, parecía tener unos
quinientos años

Primero vi algo informe
acercándose
desde lo alto de un médano
y después descubrí
un antiguo traje submarino
que avanzaba con dirección a las aguas, al calor
del atardecer en la playa

(de La escafandra, Mágicas Naranjas, 2015)
***
Takashi

Después de varias jornadas de trabajo
las manos de los pescadores
terminan hinchadas, ásperas
como sogas de amarre.
-Antes tenía manos, cuando era un chico.
Ahora tengo patas de dragón, y mi esposa prefiere
que no trate de acariciarla, dice Takashi, y se ríe.
Un pescador no pasa mucho tiempo en casa,
debe dedicar dos de cada tres días a su oficio.
Cuando por fin desembarca en el puerto
toma un ómnibus en la Terminal, y si tiene suerte
consigue un asiento y se duerme
en su cabeza se confunden
el andar del micro con el mar
la sirena de una ambulancia
con el quejido del pulpo
los motores de los autos con las poleas
enormes, arrastrando el cuerpo inerte del animal
hasta la cubierta del buque, bajo la lluvia.

Tomado de eforyatocha.com

sábado, 26 de abril de 2014

Una perdida civilización roedora

(Tomado de poesiamanuscrita-4)

 PATRICIO FOGLIA 
(Buenos Aires, Argentina, 1985)

Lo que pasaba, pasaba a la vista de todos.

Vivíamos en un complejo de edificios,
peceras sobre peceras,
conectadas entre sí, como en la pesadilla
de un arquitecto que alucina
en una noche una ciudad futura,
una perdida civilización roedora.

(De Lugano I y II, 2014)

lunes, 22 de agosto de 2011

La vida en el espacio carece de sentido


Tomada de muchachodeloshelados.blogspot.com
 PATRICIO FOGLIA

(Buenos Aires, Argentina, 1985)

comenzando ignición en tres
dos
uno
la nave avanza,
puede sentirse el furor
del despegue, el fuego
concentrado en instantes
que apuntan a la luna
y a mí
me quema pensar
cuántas cosas van quedando
atrás, abajo
después de la tierra arrasada
***

la vida en el espacio
carece de sentido:
para olvidarme de la tierra
abro la escotilla y me acomodo
como si fuese el entrevagón
del tren que nos va llevando al norte
y ahí, sentado en el pescante
me fumo el universo
hasta disolver lo sólido
hasta sentir que estoy rodeado de terciopelo
y no hay afuera
no hay adentro
y acaricio un gato
como quien se ronronea a sí mismo
***
14

tuve una pesadilla en la que entonamos
una versión tormentosa del himno
en un estruendo
se escuchaba: oíd el ruido
derrotas, cadenas
y me sentía pequeño
y diminutos mis dramas
una ínfima gota en el diluvio

De Temperley, En el aura del sauce, Buenos Aires, 2011
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char