jueves, 7 de abril de 2011

No aquí, no hay suficiente silencio

Más de T.S. ELIOT
(Saint Louis, EE.UU., 1888-Londres, Inglaterra, 1965)

Miércoles de ceniza
Versión © Silvia Camerotto


IV

Quien caminó entre el violeta y el violeta
Quien caminó entre
Las muchas gamas de variedades del verde
Yendo del blanco al azul, el color de María,
Hablando de cosas triviales
Ignorante y a sabiendas del dolor eterno
Quien se movía entre los otros mientras ellos caminaban,
Quien luego fortaleció las fuentes y reanimó los manantiales

Enfrió la roca seca y afirmó la arena
El azul del albarraz, el azul de María,
Sovegna vos

Aquí en medio están los años que pasan, quitando
Los violines y las flautas, restituyendo
A aquel que se mueve en el tiempo entre el dormir y el despertar, llevando

Sobre ella una blanca luz apretada, envolvente, apretada.
Los nuevos años pasan, restituyendo
A través de una blanca nube de lágrimas, restituyendo
En un verso nuevo la antigua rima. Redime
El tiempo. Redime
La visión no leída en el sueño supremo
Mientras unicornios enjoyados arrastran el dorado carro fúnebre.

La hermana silenciosa con su velo azul y blanco
Entre los tejos, detrás del dios del jardín,
Con su flauta sin aliento, inclinó la cabeza y dio una señal pero no habló una palabra

Pero la fuente brotó y el pájaro cantó
Redime el tiempo, redime el sueño
La señal de la palabra no oída, no dicha

Hasta que el viento despierte mil susurros del tejo

Y después nuestro exilio
***
V

Si se pierde la palabra perdida, si se gasta la palabra gastada
Si la palabra no escuchada, la palabra
No dicha se dijera, no escuchada;
Aún así sería la palabra no dicha, la Palabra no escuchada,
La Palabra sin palabra, la Palabra en
El mundo para el mundo;
Y la luz brilló en la tinieblas y
Contra la Palabra el mundo inconstante aún giraba
En el centro de la Palabra callada.

Oh pueblo mío, ¿qué te he hecho?

¿Dónde encontraremos la palabra, dónde
Resonará? No aquí, no hay suficiente silencio
No en el mar o en las islas, no
En tierra firme, en el desierto o en las praderas,
Porque aquellos que caminan en las tinieblas
Así en el día como en la noche
El tiempo justo y el lugar correcto no son estos
Ni el lugar de gracia para aquellos que huyen del rostro
Ni el tiempo para el regocijo de aquellos que caminan entre el ruido y niegan la voz

¿Rogará, la hermana del velo, por
Aquellos que caminan en las tinieblas, que te han elegido y te han negado,
Aquellos cuyas cabezas están escindidas entre estación y estación,
Tiempo y tiempo, entre
Hora y hora, palabra y palabra, poder y poder, aquellos que esperan
En las tinieblas? ¿Rogará la hermana del velo
Por los niños en el limbo
Que no se irán y que no pueden rezar:
Ruega por aquellos que aceptaron y niegan

Oh pueblo mío ¿qué te he hecho?

¿Rogará la hermana con el velo entre los árboles de tejo
Esbeltos por aquellos que la ofenden
Y ahora temen y no pueden rendirse
Y aceptar ante el mundo y negar entre las rocas
En el último desierto entre las últimas rocas azules
El desierto en el jardín el jardín en el desierto
De sequía, escupiendo la semilla de la manzana seca?

Para leer más de "Miércoles de ceniza", en el blog desibilasydepitias.blogspot.com y aquí
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Para leer más poemas de Eliot, aquí y aquí
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char