RAMÓN PALOMARES
(Escuque, Venezuela, 1935)
DOS POEMAS Y UNA VIEJA ENTREVISTA
JUAN LEÓN
Metete vos en el caldo, Juan León,
Juan León
que no hay nadita qué comer,
que descasea la carne y la yuca y las alverjas,
metete en la olla y hacete humo
aunque sólo tengás huesos y pellejo y dos dientes de abajo
Juan León.
Olleta, cocélo bien,
cocélo que ya le vamos a echar sal,
con la candela sale el humito, por la boca
sale el humito.
–"Juan León:
acordate cuando estabas por el monte
que cortates hojas de bijao,
que te metites por los zanjones,
ay Juan, te picó la mapanar,
no te pudiste parar más".
Andate por las montañas, humo,
por la cuesta de las canciones, humo,
por el cielo azulito.
Llevame humo,
llevame ruido de la candela,
llevate a Juan León,
nubecita.
–¿A qué te sabe el caldo?
Me sabe a muy salado, me sabe a piedras y a palo santo,
me sabe como a tierra, como a hoja de ocumo,
a leche de cambur.
Andá ve que el viento se llevó la troja.
Mirá que el sol se está comiendo los zanjones,
que la tierra se está cuarteando.
¿Cómo que se fueron todos los de esta casa?
¿Cómo que ya desaparecieron todos los corotos y el olor
de todos?
Dejáme ver, humo.
Dejáme ver, viento.
¿Qué se hizo la casa de Juan León?
***
MUERTE
Te estás durmiendo
te estás terminando
echá la última rosa por la boca,
que viene tu cabeza por entre el agua,
que viene como entre espumas.
Escuchá la florecita que entraba por tu ventana
oí las palomas rozar tus orejas
aquí se está hundiendo tu casa.
Primero fuiste azahar y tela de matrimonio
y después agua
y después niebla espesa
y después lechada como la que se pone en las tapias.
Ya no ves el amanecer.
***
Conversación con Ramón Palomares
(Entrevista conducida por Harold Alvarado Tenorio)
Ramón Palomares (1935) es bien conocido en Venezuela por sus excelentes libros de poemas. Formó parte del grupo Sardio junto a Salvador Garmendia, Guillermo Sucre y otros. Parte de su obra ha sido traducida al italiano. Entre sus libros figuran Paisano (1965), El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas (1967), Poesía (1958-1965).
HAT - ¿Hay un rechazo en la poesía venezolana actual a las influencias norteamericanas o europeas?
RP - Lo que pasa en mi caso por lo menos es lo siguiente: Un rechazo de los arquetipos sean norteamericanos o europeos, de las proposiciones foráneas, más allá de lo que somos nosotros, y que siempre se nos imponen como los únicos elementos válidos. ¿Por qué tenemos que estar siempre con Rimbaud, Ginsberg, Baudelaire, Keruac, Mallarme o Lautremont? Lo que hay es un rechazo a eso, a un colonialismo cultural, a esa actitud servil, actitud que yo considero en mi caso un poco servil.
Yo no rechazo la poesía norteamericana o europea como poesía sino como modelo y como imposición, es decir, en ese sentido uno tiene que tener conciencia vigilante, yo no diría que Allen Ginsberg es un mal poeta, pero no tengo por que tomarlo como modelo, en eso consiste mi vigilancia, mi vigilia.
Uno tiene que mantener una relación auténtica con el sitio y con la gente con quien vive, y debe asumir esa realidad no importa cómo, y sin tratar de hacer imposiciones personales o de ningún tipo, puesto que eso sería demasiado estrecho. Se trata en todo caso de una cuestión profundamente vital…
Existe, como conducta social de la metrópolis de Europa y Norteamérica, una pasantía de sus juventudes por las "colonias", digamos en forma de Cuerpos de Paz, de expedicionarios europeos, una conducta del colonizador, como forma parte del colonizado el hacer su pasantía en Europa o los Estados Unidos, de manera que siempre nos estan descubriendo, con decirle que estos dias llegó aquí un profesor de una universidad alemana a dar una conferencia sobre García Márquez, y quién va a saber más que nosotros sobre Macondo, nosotros que somos Escuque, o de cualquier pueblecito que usted conozca… Lo otro, la contrapartida, es la siguiente: por ejemplo no pocos grupos teatrales van a presentar a Shakespeare en Inglaterra… Realmente siempre nosotros aceptamos la imposiciones y además aceptamos el descubrimiento que nos hace a esta alturas…
Hay montones de libros de sociología, de política, de crítica literaria de los europeos que pasan por aquí advirtiendo cuál es el sentido de nuestra vida, tratando de enseñarnos qué somos nosotros, y por nuestra parte todos queremos ser Rimbaud, Baudelaire, etc, etc.
HAT - ¿Qué hizo decir a Juan Liscano: "Ramón Palomares fue el poeta aupado por el grupo Sardio"? ¿Cuál fue su vinculación con el grupo?
RP - En 1945 se produce aquí un estallido de renovación política de tendencias populistas y que presenta la insurgencia del partido Acción Democrática al poder con un golpe de Estado. El partido A.D. surgió como un elemento con gran apoyo popular, fue el primer partido con un gran apoyo popular, al tiempo que el desarrollo de la industria petrolera comienza a tomar auge hasta el punto de modificar las estructuras económicas del país. Para esta época ya el país es un país petrolero y con el aumento de la demanda del petróleo y con el aumento de la riqueza del Estado venezolano se desarrolla una gran burocracía y se proponen nuevas necesidades de diversa naturaleza en país. Por supuesto surgen también nuevos elementos económicos y las necesidades tecnológocas de diversa naturaleza suponen la idea de que Venezuela debe observar gran parte de la inmigración europea. Por otra parte, el país se desarrolla en aspectos sanitarios y de viabilidad y urbanismo y se crean industrias accesorias así como también producción supletoria a ciertos elementos de importancia que por motivos de la guerra europea era obvio que no se podían hacer en su país de origen.
Todo este movimiento tenía que acompañarse de un nuevo orden en el aspecto cultural que también supone un "ponerse al día" en relación a la producción cultural de las metrópolis… En 1948 surge en Venezuela un grupo que se llamó Contrapunto, en donde se muestra una verdadera avidez en cuanto al conocimiento de las literaturas europeas de vanguardia y sus correspondientes norteamericanas. El grupo Sardio es la culminación de ese proceso, pero con unos ingredientes que lo proponen en unas perspectivas más ambiciosas, como por ejemplo, la búsqueda de la identidad latinoamericana, que había cobrado bastante fuerza con obras como las de Asturias o las de Rulfo por ejemplo, o Guimaraes Rosa. En ese sentido, el surrealismo se toma como una proposición válida para la aprehensión de la realidad mágica de nuestro continente y por esa vía se asimilan también autores como Carpentier, Cesaire, Perse y a pintores como Tamayo, Lam y Matta. La formación del grupo Sardio culmina antes de la caída de Pérez Jiménez, en donde la lucha intelectual por una vía de proposiciones estéticas y de creación literaria y artística en general, o teoréticos, eran válidas ante la imposibilidad de un trabajo político amplio y eficaz, que era imposible, pues la dictadura no lo permitía, y la clandestinidad aqui se redujo a verdaderas minorías. Lo que se llama la lucha de clases, si bien tuvo el sentido político que era dable, no fue en ningún momento producto de una dirección política, rebasó a los dirigentes, y en ningún momento estuvo bajo el control de la dirección de sus vanguardias…
Fíjese lo que ocurre con el grupo Sardio como núcleo inicial, son estudiantes de Humanidades del liceo Fermín Toro, que tiene una de las más hermosas tradiciones de lucha entre el estudiantado del país, y además corresponden a una de las primeras promociones universitarias en cuanto a formación humanística específicamente, y es posible afirmar que los estudios humanísticos comienzan en el país en la época del cincuenta, ellos también responden a esa formación. Como el jefe del grupo es Adriano González León, también en torno de él y del grupo se juntan algunos amigos suyos, de provincia, como Contramaestre, Afonso Montilla, Rómulo Arangibel y yo entre otros. Pero el grupo no se forma como una relación amistosa, solamente en 1957, con la publicación de Las hogueras más altas, los primeros cuentos de Adriano González León, y la apertura de una librería-galería, el grupo adquirió toda su capacidad, tanto en la literatura como en la pintura, fundamentalmente…
En la pintura estaba Mateo Manaura, Quintana Castillo y Perán Ermini, que fue uno de los tipos más torturados por la dictadura. Fíjate que era una agrupación muy heterodoxa, de amigos, que echaban más palos que el diablo. Como personalidades muy cercanas a su creación literaria se encontraban entre otros Vicente Gerbasi, Juan Liscano, Antonio Márquez Salas, José Salazar Meneses, Omar Carreño, Manuel Quintana Castillo y otros …
Había quienes estaban muy cerca de la literatura francesa, quienes leían a los autores más renombrados del momento, eran los que realmente hablaban por el grupo, ahí estaba efectivamente la fuerza de Sardio, su capacidad de insurgencia. Yo no estaba en ese centro, pero de todas maneras era admitido como un poeta, un poeta que llenaban lo que ellos pensaban de la poesía. Había una diferencia de formación pues yo no era universitario sino que había recibido una formación del Instituto Pedagógico, y siempre hubo diferencias, de manera que eso puede haber hecho pensar que me aupaban, dándole un sentido que yo no entiendo muy bien, de manera que eso es y no es verdad, pues Guillermo Sucre publicó con un sello del grupo Sardio Mientras suceden los días, excelente libro de poemas; así mismo Francisco Pérez Perdomo, que publicó Fantasma y enfermedades y Luis García Morales que publicó Lo real y la memoria, de una reconocida calidad, y Edmundo Aray con Nadie quiere descansar, también poesía, y Efraín Hurtado y otros.
HAT - ¿Es verdad que usted ha escrito sus poemas a la manera como hablan los campesinos de Boconó?
RP - Puede ser consideración de un crítico, y eso es muy respetable, el que él piense que yo he tratado de escribir como hablan los campesinos de Boconó. Lo que sucede es que esas son las voces de mi infancia. Yo le podría decir que uno de mis maestros del lenguaje lo constituye el vecindario de mi casa, la muchacha que se crió conmigo allí, las voces de mis tías, de mis familiares, que he venido tratando de asumir con mayor atención, con mayor posibilidad de ubicación en ellas. De ahí viene, por ejemplo, de que mi relación con el idioma, mis proposiciones en cuanto a esto, sean diferentes a las de otros poetas, como usted habrá podido notar. En cuanto más que lector yo soy un oyente, y el orden de mi trabajo en poesía está mucho en el sonido del habla de las gentes. La diferencia entre un escritor cuya relación con el lenguaje se establece como audición, como relación de oyente, y la de aquel que la establece a través de la imagen visual de la palabra escrita, se manifiesta como algo muy notorio en la manera de proponer las pautas de su escritura y el valor sonoro que las palabras adquieren en esa escritura. Yo pienso que un poeta se da más en el orden de la palabra sonora porque ese sonido adquiere la condición efectiva en su mayor intensidad. La palabra escrita es una palabra muerta hasta tanto no se descubre su sonido. En la manera como yo trabajo mis poemas no deja de ser característico el hecho de la fabulación que conllevan esos poemas. Yo por lo general invento los personajes o las situaciones aunque debo confesar que hoy en día trato de dejarme llevar por las voces simple y llanamente.
HAT - ¿Aborrece el folclorismo?
RP - Existe una connotación peyorativa en el término folclore, en el sentido de despreciar una manifestación que se asocia con la conducta rústica, rural, con el elemento campesino. Esto es muy propio de la burguesía y de la actitud del elemento urbano, del ciudadano y su condición de "viveza" y autosuficiencia. En cuanto a mí, los elementos folclóricos, si es que fueran a tomarse como una manifestación popular, específica, de una corriente cultural subterránea, de corriente colectiva, de cultura de canto rodado, para mí es inmensamente respetable, y es lo verdadero. El trasunto de todo lo que podamos crear o inventar hoy. Por supuesto queda excluida de esta connotación el sentido del espectáculo, ese estereotipo que son, por supuesto, formas de opresión del mismo pueblo.
HAT - ¿Hay diferencias temáticas o técnicas importantes entre sus libros?
RP - Con El reino se proponía la publicación de un conjunto de poemas de un tono semejante, pero con una diversidad temática. El segundo libro no es el que aparece inmediatamente como continuación de El reino, sino un libro que escribí casi paralelamente a él y que a Honras fúnebres, solo que apareció publicado después de haber publicado Paisano, que viene a ser el último de los tres y que sí revela una diferencia temática y unas proposiciones del lenguaje más acordes con mis busquedas, de las cuales ya he hablado cuando nos referíamos al lenguaje oral. En relación a Honras fúnebres mi proposición fue el estudio de una gran estructura formal que me permitiera desarrollar temas muy amplios, cuestión que después abandoné.
HAT - Sus poemas, como dice Herder, son erupciones primigenias de alma humana…
RP - Es cierto, y ahí está la fuerza de sus imágenes. Por supuesto se corresponde con la idea de un lenguaje meramente oral, que no puede ser planteado con un orden intelectual. Por ejemplo, los primeros poemas: Juegos de infancia, corresponden a la mentalidad de un niño, de captar qué era capaz de pensar ante una situación determinada que por lo elemental siempre se da en el orden de la poesía…
[Originalmente publicada em Vanguardia Dominical, 29 de septiembre de 1974. Gentilmente cedida pela revista Arquitrave, criada e dirigida Por Harold Alvarado Tenorio]
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Tomado de http://www.jornaldepoesia.jor.br/bh13palomares.htm
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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