GABRIELA MISTRAL
(Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, EE.UU., 1957)
por ÚRSULA K. LE GUIN
(Berkeley, California, EE.UU., 1929)
Canción de la Muerte
La vieja Empadronadora,
la mañosa Muerte,
cuando vaya de camino,
mi niño no encuentre.
La que huele a los nacidos
y husmea su leche,
encuentre sales y harinas,
mi leche no encuentre.
La Contra-Madre del Mundo,
la Convida-gentes,
por las playas y las rutas
no halle al inocente.
El nombre de su bautismo
–la flor con que crece—
lo olvide la memoriosa,
lo pierda, la Muerte.
De vientos, de sal y arenas
se vuelve demente,
y trueque, la desvariada,
el Oeste, y el Este.
Niño y madre los confunda
lo mismo que peces,
y en el día y en la hora
a mí sola encuentre.
Song of Death
Old Woman Census-taker,
Death the Trickster,
when you're going along,
don't you meet my baby.
Sniffing at newborns,
smelling for the milk,
find salt, find cornmeal,
don't find my milk.
Anti-Mother of the world,
People-Collector —
on the beaches and byways,
don't meet that child.
The name he was baptized,
that flower he grows with,
forget it, Rememberer.
Lose it, Death.
Let wind and salt and sand
drive you crazy, mix you up
so you can't tell
East from West,
or mother from child,
like fish in the sea.
And on the day, at the hour,
find only me.
***
Dame la mano
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...
El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.
Te llama Rosa y yo Esperanza:
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina, y nada más...
Give Me Your Hand
Give me your hand and give me your love,
give me your hand and dance with me.
A single flower, and nothing more,
a single flower is all we'll be.
Keeping time in the dance together,
you'll be singing the song with me.
Grass in the wind, and nothing more,
grass in the wind is all we'll be.
I'm called Hope and you're called Rose:
but losing our names we'll both go free,
a dance on the hills, and nothing more,
a dance on the hills is all we'll be.
***
Canto que amabas
Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
por si te acercas y escuchas, vida mía,
por si te acuerdas del mundo que viviste,
al atardecer yo canto, sombra mía.
Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?
Soy la misma que fue tuya, vida mía.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mía,
ven recordando un canto, vida mía,
si la canción reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavía.
Te espero sin plazo y sin tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Acude con sendero o sin sendero.
Llámame adonde tú eres, alma mía,
y marcha recto hacia mí, compañero.
What You Loved
Life of my life, what you loved I sing.
If you're near, if you're listening,
think of me now in the evening:
shadow in shadows, hear me sing.
Life of my life, I can't be still.
What is a story we never tell?
How can you find me unless I call?
Life of my life, I haven't changed,
not turned aside and not estranged.
Come to me as the shadows grow long,
come, life of my life, if you know the song
you used to know, if you know my name.
I and the song are still the same.
Beyond time or place I keep the faith.
Follow a path or follow no path,
never fearing the night, the wind,
call to me, come to me, now at the end,
walk with me, life of my life, my friend.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
No sé porqué, será porque jamás lo imaginé, pero me sorprendió mucho ver un libro de Ursula Le Guin con textos y sobre Gabriela Mistral! Muy lindos poemas Irene, un abrazo.
¿Ha visto? Gracias, Irene
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