lunes, 29 de agosto de 2011

Se debe huir de una luz a otra

INGEBORG BACHMANN
(Austria, 1926-Italia, 1973)



“Personalmente nunca me ha preocupado la discusión entre literatura pura y literatura engagée. La considero anticuada. La cosa es que cuando se escribe por lo único que realmente tiene sentido esforzarse es por el lenguaje. Este encierra el ayer, el hoy y el mañana. Cuando el lenguaje de un escritor no se sostiene, tampoco se sostiene lo que él dice.”


“Cuando se habla de los problemas de una época se denomina con demasiada facilidad uno de los complejos más funestos. Todos piensan que conocen los problemas de la época, pero la pregunta realmente es si en todas las épocas escritores importantes no miraron detrás de las bambalinas que esos problemas constituyen, y así empezaron a descubrir los verdaderos problemas. En conclusión, no sólo hay que plantear estos problemas. También hay que seguir descubriéndolos y esto es mucho más difícil. Sólo entonces se los puede encarar.”


“Cualquiera puede escribir algo sobre la guerra. Y la guerra es siempre horrible. Pero escribir algo sobre la paz, sobre lo que nosotros llamamos paz, ahí está el desafío. Porque lo que nosotros llamamos paz es la guerra. La guerra, la verdadera guerra, no es más que el estallido de esa guerra que es la paz.”


“Cada época exige una expresión. A pesar de esto es natural que siempre se vuelva a hacer la pregunta: ¿Y para qué poetas en tiempos de indigencia? Es una frase de Hölderlin. Por consiguiente, esta pregunta fue formulada hace mucho.”


“Hoy se habla en congresos, entrevistas y en todas las posibles ocasiones que les tocan a los escritores y poetas. Sus planteamientos son absolutamente falsos. Cada uno tiene la obligación de preguntarse hasta qué punto puede justificar su trabajo, y en primer lugar, si puede justificarlo ante sí mismo. Y eso para mí se limita a dos o tres exigencias y es lo que alguna vez se llamó honradez intelectual. Y no hay que cargarse con pseudoproblemas que uno hace suyos superficialmente. A los problemas verdaderos se los asume de un modo completamente diferente. No se pueden discutir en reportajes, conferencias o congresos. Y cuando existe un problema verdadero, entonces es indiscutible en el mejor sentido. Y la única respuesta para él es el trabajo, la obra o el logro de esa obra.”


“Quiero ser inteligible, quiero serlo cada vez más, pero esto no excluye la sutileza, por momentos cierta dificultad de comprensión. Precisamente para esos lectores que no conocemos y que uno desea que sean muchos, y sucede que a uno le da más satisfacción un lector un poco torpe que uno experimentado, escaldado, porque al primero todavía es posible abrirle los ojos. Hace poco en una librería de Basilea se me acercó un campesino suizo y me dijo en forma atropellada que le había gustado mi lectura de poesía y que ahora quería comprar mis libros, pero se preguntaba y me preguntaba si no serían demasiado elevados para él que, a diferencia de la gente que había asistido a la lectura, nunca había ido a la escuela. Realmente no sé qué pasará con su lectura. Podría resultar un fiasco. Pero pienso en él como representante de muchos otros, insegura, siempre con dudas acerca de si he encontrado lectores, los he ganado o los he perdido.”


“Si uno compara el lenguaje con una ciudad, encuentra que hay en ella un casco antiguo al que se van agregando barrios nuevos, y por últimos están las estaciones de gasolina y los caminos de acceso; en comparación con el casco antiguo los suburbios de la ciudad quizá nos parezcan feos, pero todo se integra y conforma una ciudad actual.”


“Las viejas imágenes ya no se pueden usar más como las usaron, por ejemplo, Mörike o Goethe. Ya no se deben usar más, porque en nuestra boca parecerían falsas. Tenemos que encontrar frases verdaderas que correspondan a nuestro propio estado de conciencia y a este mundo transformado. Y hay suficientes ejemplos de ello en la lírica moderna.”


“Me dicen que la mayoría de mis lectores son jóvenes, muchos estudiantes. No puedo desear algo mejor. Porque es el mejor momento de la vida para tratar con los libros, antes de que uno transija definitivamente con la sociedad y se vuelva cada vez más insensible a las exhortaciones. Los libros todavía existen y se imponen gracias a las protestas.”


“Escribir un poema no es esperar un llamado. Esa palabra ya es en sí misma una poetización de la labor lírica. Escribir un poema es una tarea más bien compleja y abarca desde los ensayos con las frases hasta la espera de la idea súbita.”


“Un escritor no puede en absoluto servirse del lenguaje como lo hace un periodista. Hay una idea que me gusta: 'Hice un prisionero y ya nunca más me dejará libre'. Es una imagen bastante inteligente para dar cuenta de la relación que un escritor tiene con el lenguaje. El hecho de ver la palabra de otra manera, una palabra asilada (cuanto más de cerca se mira, desde más lejos nos devuelve la mirada), está preñado de muchos enigmas. Por eso un escritor no puede servirse del lenguaje que ha encontrado, es decir, de las frases, sino que debe reescribirlo después de haberlo destruido. Y el lenguaje que hablamos y el que hablan casi todos es un lenguaje de frases que, a menudo, me resulta enigmático. Nada más enigmático que lo que se dice en conjunto con esas frases prefabricadas.”


“Los defectos que a veces se pueden observar y que a mí más me deprimen no tienen nada que ver con las herramientas del lenguaje. Hay algunos escritores jóvenes que no sólo tienen talento sino que también disponen, casi sin esfuerzo, de recursos estilísticos, de modo que en un primer momento no sabría decir por qué sus productos son deprimentes. Yo creo que se manejan con conquistas estilísticas de otros y renuncian a hacer sus propias conquistas. Es esto lo que se manifiesta como defecto, lo no propio, lo ya leído en otra parte. Pero al fin y al cabo esto es válido no sólo para los escritores más jóvenes sino igualmente para muchos otros, y probablemente ha sido válido en cualquier época.”


“Ningún escritor se puede subordinar por completo a una cosmovisión cerrada, ni siquiera un marxista ortodoxo o un católico. El trabajo se ordena por sí mismo con cada frase. Cada aproximación de palabras, de escenas, ordena algo. Incluso cuando el desorden es visible, o cuando se lo quiere mostrar. Escribir es ordenar, y los componentes que ordena la escritura tienen su origen en un proceso en que las relaciones sujetoobjeto, individuo-sociedad están constantemente expuestas a perturbaciones.”


“Todavía sé poco sobre poemas, y lo poco que sé pertenece a la sospecha. Sospecha de ti todo lo necesario, sospecha de las palabras, del lenguaje, esto es lo que me he dicho a menudo, ahonda esa sospecha. Para que así algún día pueda nacer algo nuevo. O no nacerá nada más.”


“Escribir prosa después de la poesía, al principio fue como una mudanza en la cabeza.”


“La escritura de la prosa me hizo descubrir que me resultaba imposible escribir poesía. Por el otro, dejé de escribir poesía casi conscientemente.”


“Lo único que me importa es tener una habitación tranquila, si es posible con dos mesas y muchos libros en las paredes.”


“En parte escribo a mano, pero en parte también escribo a máquina. Y luego vuelvo a escribir a mano en el original escrito a máquina. En todo caso lo hago así cuando escribo prosa. Pero en el caso de la prosa, aun cuando la vea impresa, siempre se tiene la impresión de que en ese momento uno podría modificarlo otra vez, escribirlo de nuevo.”


“Escribir sin riesgo es como sacar un seguro con una literatura que no paga."

Fuente: Página 12, 24 de abril de 2005
***

En una época obligada
se debe huir de una luz a otra,
de un país a otro. Bajo el arco iris,
la brújula apunta al corazón.
Ahora la vista del paisaje. Desde
las montañas se ven los lagos; en los lagos
las montañas mientras en las nubes doblan
las campanas del único mundo. Saber de qué mundo
se trata, está prohibido para mí.
***
[Sin título]

Observad, amigos ¡acaso no lo veis!
que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo veis,
que voy hacia adentro, que
para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que
me repliego y desdeño
mi cabello, que embolso mis manos
retiro mi palabra, no lo veis,
observad,

que me marcho, que voy
cayendo, que me entrego,

y grito, porque los locos
buscan tanteando a sus protectores, como
yo a mi guarda.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char