Dos poemas inéditos
de LUCIO MADARIAGA
(Buenos Aires, Argentina, 1985)
Sangre poética
El ámbito estalló en fragmentos inertes,
fuera de época,
a la vera de explosiones verdaderas.
La palabra huérfana
aterra y desgarra, madre.
Vivencias escondidas tras un verbo;
esa constancia: la pulsión de maravilla,
¿se extravió dónde?
Encandilarse hasta los huesos y que eso
se convierta en cadencia libre
de música
y ritmo
paisaje
canto
imagen
delirio
en los ojos, cuerpo y pensamiento.
En este lapso eternizado, que ni signos
ni interpretaciones
alertan:
¿estaremos
al borde de un abismo
sin un hueco en que caer?
Tanta sangre madre y tanta estupidez,
ahora logro comprender: el pequeño refugio
nunca te alcanzó;
encumbro tu desdén.
***
Mensajes, lavar lo esquivo
Cuán hondo cala el frenesí
allí donde merma la duda
y florecen mil gajos
tremenda simple audacia
porque sí
Porque afirmás arena y firmás.
Dejás tu huella librada al azar
de horas y caminantes
que nunca descansan
a la tentación
de huir finales
Hubo un tiempo en que malgastabas
potencia,
te diluías en la totalidad
Omnipresente, bárbara manta,
no siempre amable compañía
Ahora esquivás y te fundís;
surcás metas ajenas, tan propias,
humanas en contrastes,
volvés a desconfiar
Eso que hería, traía mensaje.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
4 comentarios:
Gracias Irene.
Beso grande!
Lucio.
Se lo merece. Abrazo, Irene
Me gustaron mucho mucho!
Besos!
Me alegro, Val, me alegro; Irene
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