martes, 11 de enero de 2011

La única razón por la que yo escribo

THEODORE STURGEON
(EE.UU., 1918-1985)
De un reportaje:

"Yo no soy un escritor ...un escritor es alguien que tiene que escribir. La única razón por la que yo escribo es porque es la única manera que puedo justificar todas las otras cosas que yo no hice."
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"Yo tengo una fórmula confidencial. Un secreto, la fórmula mágica que los escritores siempre están buscando. [...] Yo escribo una historia como si fuera una carta a alguien y esencialmente, eso es lo que uno hace. Escribir es una comunicación. UsTed no se sienta en una cueva y escribe la Gran Novela americana [...] UsTed no hace eso. UsTed lo manda. UsTed tiene que mandarlo. UsTed debe escribir especializaciándose en las personas. UsTed escribe una historia sobre soledad, e involucra a todos, porque todos somos expertos en eso. A veces se llama alienación, pero es algo más que eso. Es soledad y no está separado del mundo entero. Usted está buscando, buscando a alguien que lo entenderá."
(...)
"Hay sólo dos partes a escribir: lo que usTed dice, y cómo lo dice. Hay personas que tienen cosas tremendamente importantes para decir, pero ellos lo dicen tan pobremente que nadie querría leerlo en la vida. Ellos no saben ponerlo en el tipo de vehículo que las personas detendrán y entrarán. Y hay otros que tan ágiles y elegantes pero realmente no están diciendo absolutamente nada. Cuando usTed combina algo que decir con la habilidad para decirlo propiamente, entonces usTed tiene un escritor bueno. La idea de algo para decir se remonta a la materia individual de hallazgo: algo en que creer."
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De Venus más X:

"Hay dos canales directos que conducen a la mente inconsciente. El sexo es uno, la religión es otro; y en los tiempos precristianos, era habitual expresarlo juntos. El sistema judeocristiano puso un alto a todo ello, por una razón muy comprensible... Un suplicante, bañado por la gracia, hablando en lenguas, todo su cuerpo en el trance de la danza estática, no se preocupa por la doctrina ni pide la intercesión de autoridades temporales o dogmáticas. Sus guías de conducta... son sencillas. Hará todo lo que sea necesario para conseguir que se repita la experiencia. Si actúa correctamente, lo conseguirá; si no es capaz de repetir la experiencia, aquello ya será un total y absoluto castigo.
Ignorará lo que es la culpabilidad.
La única forma concebible de utilizar el inmenso poder de la religiosidad innata –la necesidad de adorar– para la adquisición de poder humano es situar entre el adorador y la Divinidad un mecanismo de culpabilidad. La única forma de conseguir eso es organizar y sistematizar la adoración, y la forma obvia de lograrlo es controlar esa otra gran fuerza de la vida... el sexo.
El homo sapiens es único entre las especies, existentes y extintas, en imaginar sistemas para la represión del sexo."
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FRAGMENTOS DE MÁS QUE HUMANO

–La mente nos empuja a veces a hacer cosas raras. Algunas parecen irracionales, sin sentido, propias de un loco. Pero la piedra angular de nuestra vida es ésta: todos nuestros actos están unidos por una lógica implacable. Profundiza lo suficiente y encontrarás una relación de causa y efecto, tan evidente como en cualquier otra esfera. Digo lógica, fíjate; no digo "virtud", "rectitud" o "justicia" ni nada parecido. La lógica y la verdad son cosas muy distintas, aunque a veces, y para quien actúa lógicamente, parezcan lo mismo.
Cuando esa mente trabaja en lo más hondo, aparentemente en pugna con la mente superficial, todo se confunde.
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–La realidad no es el más agradable de los ambientes. Pero estamos en ella como una obra de ingeniería, una buena obra, algo que merece la atención de un ingeniero; y la realidad no puede tolerar las obsesiones. Algo tiene que ceder. Si es la realidad, la obra de ingeniería queda sin aplicación. Es decir, no puede aplicarse a nada, se aplica mal. Deseche la obsesión, comience a funcionar según su diseño.
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Profundamente conmovido, Hip susurró:
–Janie, Janie…
–¡Apártese de mí! –le gritó Janie–. No me ha entendido. No fue amor a primera vista. Eso es infantil. El amor es algo distinto. Algo que nos funde y nos enfría y nos templa, de tal modo que la aleación es más fuerte que al principio. No hablo de amor. Hablo de tener diecisiete años y sentirse… completamente… –Se llevó las manos a los ojos. Hip esperó. Janie puso al fin las manos sobre su falda. Tenía los ojos cerrados, y el cuerpo inmóvil– …completamente… humana…

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char