miércoles, 13 de julio de 2011

Por el extremo izquierdo de los escombros

De letradecambiogeneracionveintiuno.blogspot.com
LUCIO MADARIAGA
(Buenos Aires, Argentina, 1985)


Atardecer durazno
“Siempre más sonriente al desastre más bello”                                                                 Mallarmé


Zócalos sin lijar
                          maderos imperfectos
Tierra blanda suelo baldío
Caen sobre mi cabeza los durmientes de tacuara
Se desmorona el espacio junto a la humedad
de los juncos de cielo
                                   y el tiempo atardece
Por el extremo izquierdo de los escombros
          -en perfecta diagonal-
entra un haz finito y concentrado
                                                       de luz durazno
Se posa en la parte superior de mi mano
como una mariposa que cobija
           una perspectiva
un mensaje
Logro asir con dulzura lo luminoso
hasta en los peores
                               atardeceres
***
Barriletes rurales

Voces de chicharras
                                  -como agujas chinas-
penetran la ventana improvisada del rancho
Los alguaciles de la ropa tendida
a la intemperie
                         alertan
La lluvia de invierno duele en la cara
del abandono
Me retuerzo en la lona helada del catre
y sueño:
fósforos móviles
                             para sazonar melodías internas
de pájaros que condenan al resguardo de la lluvia
 
el desierto
                
                   de los hombres
***
Raíces en el claro

Todo lo que veo, son pájaros.
La liebre de fuego guía la búsqueda.
Huye, escurridiza, flamea amarilla roja
naranja en la llanura.
Pájaros atontados, adobados en hollín.
Ya no vuelan, trepan mesetas,
encandilan lo claro.
Están los solitarios, recluidos mudos,
no pueden con el mundo.
Algunos pocos, son pájaros de luz.
***
Diluvia bacchanalia

Llueven pájaros;
                           ¡esto es una fiesta!
El camino de la sangre se acelera
Hierve,
             contagia las moléculas del aire
Se resquebraja la meseta y urgen-surgen
picos desde las profundidades
Todo se transforma:
repiquetean tonalidades nuevas, brillan
sonidos auténticos,
                               hasta el óxido embelesa
Danzan un vals los arrayanes con rítmico
escándalo de tormenta
Diluvian alas, levito entre plumas
azules, púrpuras, magentas
Las doncellas
                                  con aromas robados a la belleza
nos incitan a la fiesta
Llueven pájaros
                                                  y yo
renazco
                   en estas bacanales

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Irene, un beso grande,
Lucio.

irene gruss dijo...

Usted se lo merece. Abrazo, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char