martes, 10 de agosto de 2010

Se encontraron de frente a la luna...

IVO PELAY
Guillermo Juan Robustiano Pichot
(La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1893-1959)


Se dice de mí
Milonga 1943
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay

Se dice de mí,
se dice de mí.
Se dice que soy fiera,
que camino a lo malevo,
que soy chueca y que me muevo
con un aire compadrón,
que parezco Leguisamo,
mi nariz es puntiaguda,
la figura no me ayuda
y mi boca es un buzón.

Si charlo con Luis, con Pedro o con Juan,
hablando de mí los hombres están.
Critican si ya la linea perdí,
se fijan si voy, si vengo o si fui.

Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
por qué pierden la cabeza
ocupándose de mí.
Yo sé que muchos me desprecian compañía
y suspiran y se mueren cuando piensan en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan si los miro resoplando como un ford.

Si fea soy,
pongámosle,
que de eso aún no me enteré,
en el amor, yo sólo sé
que a más de un gil dejé a pie.

Podrán decir, podrán hablar,
y murmurar, y rebuznar,
mas la fealdad que dios me dio,
mucha mujer me la envidió
y no diran que me engrupí
porque modesta siempre fui.
Yo soy así.

Y ocultan de mí,
ocultan que yo tengo
unos ojos soñadores,
además otros primores
que producen sensación.
Si soy fiera sé que, en cambio,
tengo un cutis de muñeca,
los que dicen que soy chueca
no me han visto en camisón.

Los hombres de mí critican la voz,
el modo de andar, la pinta, la tos.
Critican si ya la linea perdí,
se fijan si voy, si vengo, o si fui.

Se dicen muchas cosas,
mas si el bulto no interesa,
por qué pierden la cabeza
ocupandose de mí.

Yo sé que hay muchos me desprecian compañía,
y suspiran y se mueren cuando piensan en mi amor.
Y más de uno se derrite si suspiro
y se quedan si los miro resoplando como un ford.
Si fea soy, pongámosle,
que de eso aún no me enteré
en el amor, yo sólo sé
que a más de un gil dejé de a pie.

Podrán decir, podrán hablar,
y murmurar, y rebuznar,
mas la fealdad que dios me dio,
mucha mujer me la envidió.
Y no dirán que me engrupí
porque modesta siempre fui.
Yo soy así.
***
Las chicas del día
Ranchera
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay

Las chicas de hoy, en la ciudad,
han dado con el berretín
de creer que tienen calidad,
diciendo: "taenisman" y "esplín".
De pálpito hablan el inglés
y dicen, sin saber lo que es,
tontera sobre tontería
y es tal la manía
que tienen por ahí
la parlan, repitiendo a coro,
lo mismo que el loro,
que decía así:

¡¡Bay!!
¿Dónde vas? A Broadway.
¡¡Plis!!
¡Si me amas soy feliz!
¡¡Yes!!
¡Ay "may" "lov", sos mi "Express"!
Vos,
¡¡sos "may Biely", "max kin"!!
Yo
¡¡tengo un "jobby", mi bien!!
¡¡"Camann"!!
Y hoy te encuentro yo a vos
¡¡"Oh-key"!!

Y así, siguen sin fin... sin...
(hablado) ¿Sin qué?...
Sin saber si hablan griego
chino o latín...

Si hablar desean,
el inglés, yo creo
que lo conveniente
es ir al Liceo...
Y estudiarlo a fondo,
¡pero por favor!
que no lo hablen mal,
¡que es reventador!

Al cine van las chicas hoy
y ven películas de amor
y aprenden a llamarle "boy"
al que es galán y seductor.
¡Le llaman a la chica "guerl",
y macanean a granel!
Y puesto que pretenden ellas,
como las estrellas,
vampirescamente hablar,
repiten en conversaciones
frases, con acciones,
¡fuera de lugar!...
***
Felisa Tolosa
Vals
Música: Raúl De los Hoyos
Letra: Luis César Amadori / Ivo Pelay

Gambeteaba la pena en sus ojos
y en su cara color tierra siena,
las miradas de angustia, cruzaban
jineteando detrás de la pena.
Se llamaba Felisa Tolosa
y era guacha, con nombre prestado;
el Felisa, lo había pedido
y el Tolosa, lo había inventado.

Nunca tuvo ni dónde morirse,
nunca supo lo que era alegría,
y llorando la vieron mil veces
los caminos de la serranía.
Nunca pudo besar una mano
paternal, que le hiciera un halago,
y sus hondos pesares sabían
los gorriones y perros del pago.

Hasta un día que vino un resero,
de bombacha y pañuelo floreado
y un suspiro de fuego en la oreja,
le dejó, como un aro, colgado.
Se encontraron de frente a la luna...
¡de suspiros volaron bandadas!...
Y domaron sus bocas a besos,
esa noche dos almas trenzadas.

El resero largó a la Tolosa
y ninguno su nombre ha sabido...
El resero se fue para siempre
y enancado llevaba el olvido.
Y hoy, Felisa Tolosa, no espera
en sus pilchas sonriente dormita,
y a su lado, prendida del pecho,
tironeando se ve una guachita.
***
Me enamoré una vez
Ranchera
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay

Cuando quise yo quererte
vos no me quisiste,
vos no me quisiste,
y aura que querés prenderte
no te doy alpiste
no te doy alpiste.
Cuando loca te seguía
y te perseguía
nunca te encontré,
y aura que yo te he largado
porque me has cansado
me venís buscando,
y aura que yo te he largado
me venís buscando
pero no hay de qué.

Yo soy así,
pa' que sepás,
y si te amaba ayer
ya no me interesás.
Yo soy así
ni sé por qué
quise sincera ser
 me clavé.

Me enamoré una vez,
no me enamoro más,
y a mí no me busqués
porque no me encontrás.
Me enamoré una vez
y no me andés atrás
porque por más que andés
a mí no me engañás.

Cuando yo te di una cita
en el gallinero,
en el gallinero,
me dejaste sin visita
y sin entrevero
y sin entrevero.
Cuando te ofrecí mi boca
porque estaba loca
me quedé de a pie.
Y aura que tengo otro socio
que atiende el negocio
querés que lo deje.
Y aura que tengo otro socio
querés que lo deje
pero no hay de qué.
**
Imagen: Milonga en el conventillo, de Hugo Puebla

2 comentarios:

Jordi M.Novas dijo...

bonitos versos.

Irene Gruss dijo...

Hola, huggh y Jordi. Mi abrazo a cada uno y gracias, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char