ALEJANDRO ZAMBRA
(Santiago de Chile,  Chile, 1975)
Inverness
II
No quisiera quedarse, ni salir
Ezra Pound
Cuatro paredes cuando sopla 
el viento:
sin movimientos
o con el solo movimiento de los ojos 
un hombre pone su atención 
en el suelo
Mañana hablaremos del mar 
Mañana cambiaremos el lugar 
de esa ventana.
***
Poema en un libro vacío
Y, con todo, el cuerpo es un lugar donde nada muere 
Paul Auster
Observo una de las cuatro paredes 
Cuando alce una mano 
esa sombra será mi sombra 
Hace dos horas es tarde 
También es tarde en la pared. 
Tomo la posición de un cuerpo cansado 
Decido que el viento golpea intensamente en la ventana 
Decido la situación de mis ojos 
Pienso en una fotografía 
En la mesa hay un vaso con agua hasta la mitad 
Beberlo es lo único que está pendiente. 
Observo una de las cuatro paredes 
Cuando pienso, esa sombra es sólo una sombra 
con bordes exactos e inevitables 
una imagen parecida a un cuerpo 
Hace dos horas llegué a este cuarto 
Al cerrar la puerta sentí el ruido 
que hace algo al destruirse 
Quizás era la última nuez 
o una fotografía difícil 
o los restos de un espejo. 
Si abriera la puerta no miraría hacia el suelo. 
Para qué. 
Observo una de las cuatro paredes 
Propongo las orillas de mi sombra 
Mi sombra se refiere a la pared 
Todo se refiere a la pared 
En la pared es tarde 
Hace dos horas el viento insiste contra la ventana 
Traspaso papeles de una caja a otra 
No son recuerdos, son fragmentos 
que anticiparon esta hora equívoca. 
Miro una fotografía 
La oculto en un libro 
Si alguien lo abriera 
pensaría que marqué la página 
en que dejé de leer 
o que quise recordar ese poema, 
este poema. 
Puedo asegurar que no es así. 
No es así. 
No necesito mirar mis manos 
Sé que las tengo cerradas 
Miro, en cambio, hacia el lugar 
donde está la mesa 
Veo el vaso y no veo el agua 
Veo el agua y no veo el vaso 
Es como si pudiera jugar con las palabras. 
Observo una de las cuatro paredes 
Si alzo una mano esa sombra será la mía 
Si hago el menor movimiento 
ocurrirá la sombra de alguien 
que toma un vaso de agua 
y piensa en sí mismo 
como en un extraño.
Cortesía de Fernándo Márquez, Entre Ríos, Argentina
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo. 
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
 
 
4 comentarios:
q bueno, Irene. gracias. saludd
¿Vio, vio? Gracias, Irene
Lo descubri en "bonsai" me parecio increible, ahora, recien lo termine de leer en formato poema, y tambien, que buen escritor este chileno.. gracias.
Gracias, Pablo. ¿Qué quiere decir "formato"; es un género nuevo? Salud, Irene
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