miércoles, 24 de noviembre de 2010

Pierdo la cabeza dice

DINA DÍAZ

(Montevideo, Uruguay, 1937)

La calma
1

El sol del mediodía
una garza blanca sobre una piedra negra
el mar soñoliento pule la piedra.
**
II

Una mano posada
Sobre un vientre dormido.
**
IV

Crepitó la tierra
y crujió el cielo
sin embargo
tersa permanecía
la superficie de los lagos
y dulce la miel
que bebían las locas aves.
***

Una bandada de cisnes blancos atraviesa el cielo
una bandada de cisnes blancos que atraviesa el cielo.
Qué mudez
***

Voy a relatar la historia de un hombre
que nació cuando los vientos del invierno
barrían las últimas hojas de los álamos
y murió cuando las primeras flores del naranjo
perfumaban el aire.
Es una historia breve
aunque quizás, no se pueda contar otra.
***

Esa dulce historia ajena
me llega en ráfagas mansas.
Qué rotunda la felicidad
aunque la traiga el viento
***

Pierdo la cabeza dice
y la ve a ella, su cabeza
rodar, rodar

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char