miércoles, 24 de marzo de 2010

Deshollinadores de la vieja memoria


LUCINA ÁLVAREZ
(Nació en en Bembibre, un pequeño pueblito de la provincia de León, España, en 1945). Sus padres vinieron al país cuando ella tenía sólo dos años. Mucho tiempo después tramitó la ciudadanía argentina.
Publicó poemas en las revistas Momento, Buenos Aires Tango, El juguete rabioso y El barrilete. Participó en la antología Los que siguen (Noé, 1972).
El portero del edificio donde vivía con su marido –Oscar Barros, escritor y periodista, coordinador del Taller Mario Jorge de Lellis– informó que el 7 de mayo de 1976, durante tres horas, un grupo armado estuvo merodeando por los pasillos hasta que encontró el domicilio buscado. Lucina y Oscar están desaparecidos desde esa noche. Su hijo Leandro vive.


Un favor a la poesía

Poetas, cantores
deshollinadores de la vieja memoria
rumiadores celestes de palabras
caballeros andantes de la melancolía
buceadores de la magia
filatelistas de la ceniza
Lamas de los papelitos
amigos míos

no vayamos a olvidarnos de la luz
que no está allá arriba ni tan lejos
sino aquí
por estos lados.
***

Ocurre que
unos se mueren de risa
otros se mueren de ganas
otros se mueren de frío
otros se mueren de rabia
otros se mueren de hambre
otros se mueren de un susto
marías se mueren de umbrales
bares se mueren de grilles
tantos se mueren de solos
suicidas se mueren de mundo
otros se mueren de andamio
“un árbol se muere de pie”
un jefe se muere acostado
solteras se mueren de pueblo
Rilke se muere de flor
Emily se muere de triste
trenes se mueren de horario
tranvías se mueren de olvido
un loco se muere de suelto
amores se mueren de dudas
zapatos se mueren de calle
mateos se mueren de asfalto
relojes se mueren de tiempo
muy uno se muere de Che
otros se mueren de estatua
algunos se mueren de lluvia
otros se mueren de noche
otros se mueren de viento
otros se mueren de luna
la luna se muere de Apolos
un camello se muere de sol
un tílburi se muere de nieve
una esquina se muere de tango
un pájaro se muere de jaula
Fierro se muere de ausencias
almidones se mueren de tía
un soldado se muere de bala
USA se muere de Cuba
lagartos se mueren de verde
oros se mueren de azul
Van Gogh de amarillo
Alfonsina de sal
algunos de amor
otros de miedo
otros se mueren.
**

No hay comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char