Tres poemas de
SILVINA LÓPEZ MEDIN
(Buenos Aires, Argentina, 1976)
Entrevista a S.
La idea de parecerme a Simone de Beauvoir
es estar en una casa de tres plantas
atenta a los ruidos de la noche.
Como ella
busco el dolor en una muela
es más fácil llorar
a partir de un pequeño objeto blanco.
La tendencia
a revolver el té hasta que rebalse
es anterior.
***
Boaz, el aviador israelí
Cuando pienso en café oscurece de golpe
desaparece el bolso que tira de mi hombro
estoy descalza
no estoy dentro de la ropa
la ropa me rodea
desde el bolsillo bukowski
me dice allá hay un charco
que todos evitan como a un gato negro
pero a mí
me gusta el olor a cuero tiñéndose de agua
llena de pisadas
el agua en la boca de los otros
trepa por mis medias de nylon
y se detiene
al borde de las rodillas
como Boaz al principio.
***
Breve historia de los tíos del norte
Destrozo sobre destrozo:
el asfalto, el viejo mercedes benz, los tíos adentro
todo chirría y ese árbol
creció de más, está estallando
la vereda
su sombra tapa todo,
parece un lapacho o una madre. De fondo siempre
ladridos, el perro años en el playroom
devoró muebles, fotos, un dedo
hay que gritar encima
para escucharse, disfónicos
salen al balcón en busca de felicidad, de un río
aunque no hay río no hay mar
hay raudal
agua que arrastra y rompe, y sigue la tormenta.
Pero si hay sol
barren las hojas
espían con largavistas a vecinas
un bretel, un escote, un lunar
de lejos no es falso
no se ve el polvo que recubre.
Abren baúles, visten
del tiempo de la madre
cuando había silencio, no perro
no árbol gigante
ropa que sobra o aprieta ¿duele?
leen juntos el final del cuento
donde todos así vestidos
fuera de tiempo
se tiran al mar
pero ya lo dije, acá no hay mar
no saben qué hacer con un final así.
**
Foto: tomada de ana-lafragua.blogspot.com
5 comentarios:
gracias, i.
Gracias, s.; Irene
BRUTAL.
Gustavo Sánchez.
Gustavo, gracias. Coincido plenamente; Irene
Creo que son textos sobre los cuales se puede levantar una época.Una rara avis: alguien joven que no ha confundido simple con fácil.
Saludos,
Gustavo Sánchez
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