Tres poemas inéditos de
FRANCISCO "PANCHO" MUÑOZ
(Buenos Aires, Argentina, 1945)
Death Weight
a Ariel Canzani D.
Que sea claro y transparente como un vaso puesto a contener la luna
toda la noche,
sin que nada se vuelque.
***
Llanto Llano (Girondiana)
“Llora, no te avergüences de confesar que me has querido un poco. Llora, nadie nos mira. Ya ves, yo soy un hombre y también lloro.” G.A. Bécquer
Uno
Ahora lloro más que antes,
ahora lloro
por cosas que antes no lloraba;
lloro
en singular mas que en plural; me doy cuenta. Lloro
en mi,
en usted y lloro
hasta en el mar y también lloro en la ventisca de las sierras
para limpiarme un poco porque
llorar ensucia, claro; encima yo ahora
lloro
mas
que antes, muchísimo más.
Ya se lo dije.
Yo
cuando
digo,
lloro.
Lloro en mi cumpleaños y en cualquier fiesta que se acaba. Lloro en las estaciones sin pañuelo ni mundo.
Yo, lloro en los misterios y en los bares no puedo
dejar de llorar. Lloro en los casamientos.
A veces voy a los hospitales para calmarme un poco.
Últimamente lloro sentado en el colectivo de regreso y, una vez sola, comprando ravioles lloré mucho
sobre las cajas de pollo con verdura.
Lloro en los actos públicos
al escuchar la marcha, lloro viendo películas como un pelotudo sin excusas.
Lloro sin hacerme rogar, lloro en la lluvia, lloro en el baño, lloro en la plaza
mirando fotos abandonadas y a veces tomando mate lloro, chupo y respiro.
Si leo, lloro; igual si miro.
Lloro para acompañarme en los umbrales. Yo me lloro lo mío, es decir una parte del llanto acumulado sin molestar a nadie; eso si, yo no quiero que me jodan mientras lloro.
Yo le lloro parado y le lloro rezando.
A mi no me duele llorar, no me ha dolido nunca
y
como ya sabrá
yo soy de llorar en cualquier lado. Yo me consuelo llorando;
desde el vientre de mi madre, vine a este mundo a llorar.
Dos
El que se ríe
se salva,
***
Civilización y Barbarie
Dichas las excepciones, agarresé
que ahora viene la regla, y dijo entonces
que los animales nos seducen solamente cuando niños
y en los últimos años de la vida, y también dijo
que en el entretanto
los animales dejan de seducirnos
porque en verdad jamás seduce lo que somos.
Ahora vaya y póngale música.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
4 comentarios:
y, en lugar de llorar, sonrío.
gracias, i.
Llore o ría nomás, doña. Nadie la ve. Gracias, Irene
qué buena manera de llorar!. ¿Este es el Pancho de la radio?
Sí, pero no precisamente el de la serenísima. Gracias, Irene
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