jueves, 25 de agosto de 2011

Todas las calles terminan en un río

Uno más de HOMERO MANZI


(Homero Nicolás Manzione.
Apodo: Barbeta)
(Añatuya, Santiago del Estero, Argentina, 1907-Bs.As., Argentina, 1951)


CONTESTACIONES PARA
ACUNAR TU INFANCIA


Sí. Sí.
Todas las calles terminan en un río,
y un río es una calle, una calle con agua.
Las estrellas no caen al agua porque vuelan,
porque son pajaritos, pajaritos sin alas.

Yo he tenido en mi mano una estrella viajera.
¿Entiendes ...?
Era una estrella rubia como tu pelo.
Se la robé en un cuento a una princesa muerta.
¿Y después ...? Y después la tire contra el cielo.

La mariposa es una flor que voló del árbol.
La noche es una tarde que se viste de negro.
Y Dios es el patrón de todos los caminos
Y es el hombre más grande y es el hombre más bueno.

Tú no oyes cuando duermes porque todo se aleja.
Tú no ves cuando duermes porque todo se apaga.
Y porque tu mamita, cuando cierras los ojos,
se acerca hasta la luna y le sopla la llama.

Sí. Prometo esperarte para que tú me alcances
y seamos los dos altos y con sombrero.

Y ahora, si te duermes, tendrás al despertarte
una tarde, una estrella, una calle y un trueno.
Sí. Sí. Sí. Te prometo.

¡Shhhhhhh…! ¡Se durmió…!

1 comentario:

soylauraO dijo...

Con la fuerza de un tango, creativo en cada verso.
Me tomé por costumbre, leer el poema, su cuerpo, y luego de sentirlo, dirigirme a la pista que da el título y al nombre del autor.
Y sí, escuché un tango mientras recitaba en voz baja aminoré la marcha hasta bajar los párpados y descansar.
Esto es magia.
http://enfugayremolino.blogspot.com/

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char