viernes, 4 de febrero de 2011

Nadie recuerda que es ella la que nos hace ver

Dos poemas de HÉCTOR FREIRE

(Argentina, 1953)

Sueño de infancia
¡Madre!, despierta,
hay ratas sobre la pileta de la cocina
que se disputan el cuerpo ensangrentado del canario
que ayer se escapó de entre tus manos.

Madre, tu hijo quedó espantado
al encender la luz.

Ahora, su muerte es esta fascinación de acuario
que aún hoy no me deja dormir
y llena mi cuarto cada noche
de amarillo.
***
LA APARIENCIA DEL DEVENIR
(Melocotonero en flor, Vincent Van Gogh)

La belleza de ese árbol, aislado por el efecto de la luz,
tiene algo de ruina de piedra, de fósil florecido:
dicho paisaje estimula una relación con el tiempo,
crea una mirada y resta ambigüedad a la vista.
En la humildad de ese “acto”, la emergencia de lo visible
es condensación de lo que huye,
un instante en devenir interno.
“La política” de la luz radica en la sensualidad de los detalles,
actúa lo inaparente silenciado. Y presenta su paradojal evidencia:
nadie recuerda que es ella la que nos hace ver.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char