sábado, 9 de julio de 2011

El bufón

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BOB DYLAN
(Duluth, Minnesota, Estados Unidos; 1941)

Parado sobre las aguas
arrojando tu pan...
mientras brillan los ojos de tu
ídolo con cabeza de hierro.

Los barcos distantes
navegan hacia la bruma.

Naciste con una serpiente
en tus dos muñecas...
mientras un huracán soplaba.

La libertad estaba
a la vuelta de la esquina.
Pero con la verdad tan lejos,
¿para qué puede servir?

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.

¡Oh, bufón!

El sol se pone tan rápido
en el cielo.
Te levantas
y te despides de nadie.

Los tontos se apresuran a entrar
adonde los ángeles temen andar.
Sus futuros, tan llenos de
miedo, tú no los revelas.

Quitándote otra capa de piel,
siempre un paso adelante
del acusador interior.

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.

¡Oh, bufón!

Eres un hombre de las montañas,
puedes caminar en las nubes.
Manipulador de multitudes,
eres un tergiversador de sueños.

Vas a Sodoma y Gomorra,
¿pero qué te importa?
No hay nadie allí que quiera
casarse con tu hermana.

Amigo del mártir y de
la mujer avergonzada.
Miras dentro de
la caldera ardiente...
y ves al rico sin nombre.

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.

¡Oh, bufón!

Bueno, el libro de Levítico
y el Deuteronomio,
la ley de la selva y el mar
son tus únicos maestros.

En el humo de la penumbra
sobre un corcel blanco...
Miguel Ángel podría haber
esculpido tus rasgos.

Descansando en el campo,
lejos del turbulento espacio,
medio dormido
cerca de las estrellas...
mientras un perro
te lame la cara.

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.

¡Oh, bufón!

Bueno, el hombre del rifle,
está persiguiendo a los
enfermos y a los cojos.
El predicador quiere lo mismo.
¿Quién llegará primero?
No se sabe.

Bastones y cañones de agua,
gas pimienta y machetes,
cócteles Molotov y rocas
detrás de cada cortina.

Jueces de falso corazón
muriendo en sus propias redes.
Es sólo cuestión de tiempo
para que la noche llegue.

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.

¡Oh, bufón!

Es un mundo de sombras,
los cielos son grises.
Una mujer dio a luz un príncipe
hoy y lo vistió de rojo.

Él pondrá al cura en su bolsillo
y a la espada en el calor,
sacará a los huérfanos
de las calles...
y los dejará a los
pies de una prostituta.

Bufón, tú sabes
lo que él quiere.
Bufón, tú no muestras
ninguna reacción.

El bufón baila al compás
del canto del ruiseñor.
El pájaro vuela alto
bajo la luz de la luna.
¡Oh, bufón!

2 comentarios:

hugo luna dijo...

cada día canta mejor

irene gruss dijo...

mais veijo, mais fermoso

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char