sábado, 2 de enero de 2010

Paraje candoroso cada cosa que brilla


JOSÉ VILLA
(Martín Coronado, Argentina, 1966)


Es un campo

violeta azul amarillento anaranjado
anaranjado celeste turquesa anaranjado
verde oscuro anaranjado verde oscuro
verde con vaca marrón anaranjado
verde marrón verde blanco verdoso
celeste verde marrón

repulgues nubes anaranjadas pedazo
de tierra nubes anaranjadas borbotones
verdes borbotones oscurantistas
agrestes bolos árboles

manchas de vacas transparentes pasto
árboles, la talladura dinámica de sus partes
sin sensación de integridad

las vacas tampoco
que piden prestado a la rudeza de los árboles
un fondo de color rectitud filosa

una palmera suerte historia de
este paraje cosa melancólica tropical
por qué fueron los hombres a llenar sus ojos
con sangre de ese paraje?

convoco a la desgracia
que convocó a su pintor

pero no digamos historia del paraje sino
su destino hacia un cuadro la historia de su movimiento
hacia la mano y la tela

paraje candoroso cada cosa que brilla
se reconoce en su objeto que
mueve una parte

para volver a otro objeto más fiel al pintor
o a mí lector al pincel
al pelo del pincel a mí, lector

Acaso cuál es esa parte bucólica del pintor
o que el pintor ve?
Parte para el pintor y su vida
para la naturaleza que hay allí

Parte para el pintor y el pintor responde
ella se da a conocer y reconoce
a su poeta

la luz, detalle digno, permite mirar y comparar
todo esto con un sabor que viene distinto y a destiempo
color para el pintor para el que mira
pero en sustancia se trata del pasado reconocido


Esa es la luz en este caso y sólo en este caso?

A eso llamaremos
instinto y agonía para llegar
a lo que es ese sabor que no sabemos
qué es cómo es

Qué habrá allí ahora?
Por qué creer en esa agua blanquecina
y celeste playísima donde andan las vacas
transparentadas por su influencia

Agua que el pintor vio
para nombrar ahora esa agua agua que imaginó
al tocarla, la que el pintor descubrió un día subiendo de un aljibe,
sobre la que una vez soñó que pintaba con tinta negra
y escribía trazos que se perdían con su correr?

El bodoque frondoso al interior del cuadro sujetado
por la mano de los anaranjados nubarrones
y la palmera aplique elemental

Fuerza e intensidad dónde en qué?

una división del paraje para demostrar la fuerza
arracimada vegetación contra toda la dispersión
del resto del que las vacas son como púas

alma sobre alma hormigas, troncos, aparecidos,
huesos, pájaros y perros

camafeos, canoas, canastos, carros,
huesos, cantos, insectos,

plazas repletas de sandías

este paraje campo y cuadro de un campo
empieza como a exigir a alguien certeramente

Es decir momento en que ese campo,
quien lo observa, no la letra
del pintor que de todo pintor es neutra,
desea que algo sea y no que el no ser esté tan lleno
aunque en ese ser sea

El corazón rebalsa de felicidad y placer,
quiere marchar enloquecido
hacia una caverna pero el pincel del pintor
se mantiene

recorrido por las puertas,
desdeña y tiene piedad,
no se reduce ante los que creen en
estas cosas de existencia tan cargada

desprecia
cree que lo que está por hacer
es siendo del vacío
documento de lo que está
hecho y tendrá que hacerse

La carga de la realidad se empieza
a desinflar entonces

queda a la distancia su cabeza

En algún momento aquel pintor
interrumpió su tarea y se abandonó al suspiro del alma
que desapareció abandonando la luz sus ojos
interrumpiéndose el pincel

parte detenida sin deducir sumar ni adherir
A qué se debe ese suspiro que no vuelve a inspirar

deslumbrado por la presión del aire
y las huidas que la luz hace
nudo o punto rojo, el pintor cierra los ojos
el observador del cuadro cierra los ojos

deja de ser el observador deja de ser el pintor

Más tarde el pintor se preguntará
qué hago?
El observador repetirá la pregunta
sin entender que la replica

es un día de lluvia en la calle
cuántos días de lluvia tuvieron
los ojos del pintor?

días como los del que mira el cuadro
que se fueron en la memoria
del pintor para despertar su creencia
en el fuego que es pintar

El observador abre los ojos pensando en estas cosas
ha visto una puerta se ha asomado a ella
visto este campo creído en las semejanzas
se ha dejado llevar

en la cara de los hombres hongos?
vacas?

La verdadera historia del paraje dice
como si intentáramos una biografía general

pagamos por auscultar el corazón

porque qué es la ley por qué nos hastiamos de ella?
por qué tomamos como instrumento un par de frases inconexas,
dichas, un día del eterno dolor original? creer en las máscaras
en la verdad?

Porque queremos allí que hable lo humano?
Parece lógico pensar así pero no es cómodo
para el observador encontrarse con la insatisfacción
de la quietud

y no es este el uniforme de quien pone a hablar
a un pequeño hombre guiñol o marioneta
no es totalmente esa brutalidad plana
con mano de cera tan bella tan agnóstica y profunda!
sino la persona sin retrato
ni estrategia enfermo en la plaza o el mercado
qué le dirán trastornado no te amparan las ideologías asesinas

ni el jabón de francis ponge

Por eso buscamos ahí
un ejemplar salido de la muerte en la solitaria vida
porque la vida es solitaria un ejemplar salido de la vida
en la solidaria muerte porque la muerte es

La mano del pintor
tuvo en cuenta estas cosas
estoy seguro


..........................................
Canción:

la mano invisible
la mano amputada
la mano que es
la puerta

***
Tomado de www.revista-atmosfera.com.ar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, mi nombre es Eduardo. Les cuento: soy músico y por casualidad, buscando imagenes en Google, dí con la imagen de CAMPO que acompaña este poema, arriba de todo. Me gustaría saber si es una pintura y de quién es. Gracias. Mi email es egonzalez.music@gmail.com

Irene Gruss dijo...

Creo, si no me equivoco, que la tomé de aquí: http://www.parisnajd.com/wallpapers/categories.php?cat_id=2
Gracias por pasar, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char