domingo, 22 de marzo de 2009

Escapé abriéndome paso








Tres poemas de LILIANA GARCÍA CARRIL
(Buenos Aires, 1951)

La misión de las hijas es seguir viviendo

No fue en invierno
no fue durante un mes
particularmente cruel
y no éramos aves
de naturaleza migratoria:

Nos separamos
para ser mejores
una sin las otras
más enteras.

¿Dónde están ahora?

Lavo ruidosa una taza
y se parte como si fuera
una señal de "estoy aquí".

Ah, es tarde ya:
la mayor tras larga
enfermedad, murió
de pena. ¿Se muere
de otra cosa cuando
una está tan cansada
como ella de nosotras,
pidiéndole y pidiéndole
que fuera otra
de la que era?
***

razón de más

El cuerpo toma decisiones
sin consultarme
crujen las rodillas
como si pisara escarabajos
y la cintura parece quebrarse
como una galleta.
De tu boca, en lugar de humedad
y tibieza, fluyen, frías y secas,
razones científicas, sociológicas
y hasta literarias
palabras palabras palabras
puede procurármelas
y bien organizadas
una enciclopedia
y el cuerpo,
¡oh, traicionero!
encuentra alivio en todas las teorías
pero sigue olvidándose de mí.
***

Escapé abriéndome paso
por el corredor extenuado
de las piernas a un mundo
lleno de madres ya ocupadas,
ya adoptivas, ya adoptadas.
Lleno de huérfanas, el mundo.
De La mujer de al lado

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char