lunes, 28 de febrero de 2011

Totalmente sola la manzana

MILTOS SAJTURIS

(Grecia, 1919-2005)

La cabeza del poeta

Corté mi cabeza
la puse en un plato
y la llevé a mi médico
—No tiene nada, me dijo
está simplemente afiebrada
arrójela al río y veremos
la arrojé al río junto a las ranas
entonces se movió cielo y tierra
comenzó unos cantos extraños
a crujir y aullar terriblemente
la recogí y volví a ponerla en mi cuello
vagaba enajenado por las calles
con una cabeza de poeta verde y hexagonal.
***
La tentación

Detrás de las viejas vestidas de negro
a espaldas de ellas
la cama blanca
y sobre ella totalmente sola la manzana
como antes la manzana estaba
también totalmente sola la flor blanca
la cortaron con cuchillos con tijeras
la regaron con sangre
ahora yace sobre la cama
manzana podrida
por eso el ángel se sienta en el borde
de la cama
detrás de las viejas vestidas de negro
a espaldas de ellas
y abriendo las alas blancas
extiende la mano hacia la manzana

Traducción directa del griego: Horacio Castillo
Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1997
***
VIVÍ CERCA

Viví cerca de los hombres vivos
y amé a los hombres vivos
pero mi corazón estuvo más cerca
de los salvajes enfermos con alas
de los grandes locos ilimitados
y aun de los maravillosamente muertos.

Tomado de Ocho poetas del siglo XX. Traducción de Ramón Irigoyen. Mondadori, 1989

2 comentarios:

hugo luna dijo...

totalmente sola la manzana, intensa

Irene Gruss dijo...

Gracias, don; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char