Dos poemas de HOWARD CAMNER
(EE.UU., 1957)
La loca Mildred (una mujer liberada)
Ella se mece de aquí para allá en su
mecedora
tarareando una vieja canción de cuna y
tejiendo guantes
para los niños del barrio
A través de la habitación sentado junto a la
mesa de cartas
se halla el esqueleto de su marido Frank
y los huesos del perro junto a sus pies
El esqueleto de Frank tiene una pipa en su
boca
y lee un periódico de hace cuarenta años
El perro se acaba de morir
Mildred odiaba a ambos
Un día se volvió loca
y los dejó de alimentar
Versión de Marta Braunstein
***
Mi mentor
Mi mentor está sentado
y mira un cuadro en la pared
Es el retrato de una cara gigante
Una cara gigantesca sin ojos, ni boca, sin nariz u orejas,
Nada
solo un rostro vacío
Mi mentor lo contempla sin descanso
día y noche
Yo lo visito una vez por semana para inspirarme
Él nunca me mira
Su vista está clavada en el retrato del rostro vacío
mientras imparte su sabiduría:
"El clavo que sujeta el cuadro en la pared
nunca consigue un momento de descanso.
No seas un clavo".
Traducción de Marta Braunstein
*
Foto tomada de turktube.tv
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
es genial!!!
¡Sí!, hay que traducirlo más. Gracias, Irene
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