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(Alemania, 1770-1843)
El archipiélago
Pero porque están tan cerca los dioses presentes
debo estar yo como si estuvieran lejos, y oscuro en las nubes
debe estarme su nombre; sólo que, antes que la mañana
se me ilumine, antes que la vida arda al mediodía,
me los nombro yo en silencio, para que el poeta tenga
su haber, pero cuando desciende la luz celeste
me gusta pensar en la del pasado, y digo: ¡florece sin embargo!
***
Canto del destino de Hiperión
Vagáis arriba en la luz,
en blando suelo, ¡genios felices!
brisas de Dios, radiantes,
suaves os rozan
como los dedos de la artista
las cuerdas santas.
Sin sino, como infantes
que duermen, respiran los dioses;
resplandecen
en casto capullo guardados
sus espíritus
eternamente.
Y en sus ojos beatos
brilla tranquilo
fulgor perpetuo.
Mas no nos es dado
en sitio alguno posar.
Vacilan y caen
los hombres sufrientes,
ciegos, de una
hora en la otra,
como aguas de roca
en roca lanzados,
eternamente, hacia lo incierto.
Versión de Otto de Greiff
***
Fragmento del poema “Cuando yo era niño”
Cuando yo era niño
un dios solía salvarme
del griterío y la cólera de los hombres;
entonces jugaba tranquilo y bueno,
con las flores del bosque
y las brisas del cielo
jugaban conmigo...
Me daba la bienvenida
la armonía del bosque
y aprendía a amar entre las flores.
He crecido en los brazos de los dioses.
***
A LAS PARCAS
Un verano y un otoño más os pido, Poderosas,
para que pueda madurar mi canto,
y así, saciado con tan dulce juego,
mi corazón se llegue hasta morir.
El alma que aquí abajo fue frustrada
no hallará reposo, ni en el Orco,
pero si logro plasmar lo más querido
y sacro ante todo, la poesía,
entonces sonreiré satisfecho a las feroces
sombras, aunque debiera dejar
en el umbral mi voz. Un solo día
habré vivido como los dioses. Y eso basta.
***
EL POETA
Como cuando en día de fiesta, a ver el campo va un labrador, por la mañana, después que en la noche tibia los rayos helados cayeron sin cesar, y a lo lejos aún suena el trueno, entra el torrente de nuevo en sus márgenes, y fresco el suelo verdea, y de la lluvia alegre del cielo gotea la viña, y brillando en el tranquilo sol se alzan los árboles del bosque: así estáis bajo la tempestad fertilizadora vosotros, los que no educa ningún maestro, sino maravillosamente omnipresente, en leve abrazo, la potente Naturaleza de hermosura divina. Por eso cuando ella parece dormir, en ciertos tiempos del año, allá en el cielo o bajo las plantas o los pueblos, también se entristece el rostro de los poetas; parecen estar solos, pero la presienten siempre. Pues presintiéndose reposa ella misma. ¡Pero ahora amanece! Yo esperé y lo vi venir, y sea mi palabra lo que vi, lo sagrado. Pues la naturaleza, que, más antigua que los tiempos, está sobre los dioses del Occidente y del Oriente, ha despertado ahora con ruido de armas, y desde lo sumo del éter hasta lo hondo del abismo, según firmes leyes, como otrora, engendra en el sagrado Caos, se siente de nuevo la exaltación, de nuevo, la creadora de todo. Y como brilla un fuego en la mirada del hombre cuando se arroja a lo alto, así por los nuevos signos y los hechos del mundo ahora un fuego se enciende en el alma del poeta. Y lo que ocurrió antes, pero apenas fue sentido, ahora por fin se hace manifiesto, y las que nos labraban riendo el campo, en apariencia de siervo, son reconocidas, las vivificadoras, las fuerzas de los dioses. ¿Les preguntas? En la canción clama su espíritu, al crecer con el sol del día y la tibia tierra, y los temporales que van por el aire y otros que, más preparados en las honduras del tiempo, y más henchidos de numen, y más comprensibles para nosotros, marchan entre el cielo y la tierra y entre los pueblos. En paz están lográndose pensamientos del espíritu común en el alma del poeta. Para que súbitamente tocada ésta, conocedora de lo infinito ha largo tiempo, sacudida por el recuerdo e inflamados vosotros por sagrado rayo, el fruto nacido en el amor, la obra de los dioses y los hombres, el cántico encendáis, que de ambos dé testimonio. Así cayó, según cuentan los poetas, su mirada en la casa de Semele cuando ella anheló ver realmente al dios y, divinamente tocada, parió al fruto de la tormenta, el divino Baco. Y por eso ahora beben fuego celestial sin peligro los hijos de la tierra. Pero a nosotros nos toca, bajo las tempestades de Dios, ¡oh poetas!, permanecer con la cabeza descubierta, tomar el rayo del padre, a él mismo, con nuestra propia mano, y entregar al pueblo, velados en la canción, los dones celestes. Porque sólo nosotros somos de corazón limpio como los niños, y nuestras manos son inocentes; participando del rayo del padre, que, puro, no lo quema, y de los dolores de un dios, con hondo sacudimiento, permanece empero firme el eterno corazón.
(Versión de José Mª Valverde)
***
LAMENTACIONES DE MENÓN POR DIOTIMA
(fragmento)
Día tras día, mi alma se esfuerza en busca de algo nuevo,
Y hace tiempo he interrogado a todos los senderos del país;
he visitado todas las alturas, las sombras Y los manantiales; implorando tranquilidad...
¿Nadie puede alejar de mi frente el sueño doloroso?...
...Y a aquellos que aman les es concedida una vida diversa. Porque todos ellos, los días y años de las estrellas, estaban Ligados a nosotros, Diótima, con lazos íntimos y eternos.
...Por eso vago errante, y así como las sombras debo vivir... ... Insensible y mudo como los niños, paso sentado todo el día... Mucho es encontrar lo grande, y mucho queda aún, y quien así ha amado, debe seguir por la ruta que lleva hacia los dioses. Y vosotras, horas sagradas, ¡acompañadnos! ¡Vosotros, graves Adolescentes! ¡Ah!, quedaos, presagios divinos, allá donde están las musas, de donde provienen héroes y amantes, o también aquí, en esta isla húmeda de rocío, nos encontremos, donde los nuestros están reunidos en jardines floridos, donde los cantos son verdaderos y son más largas las bellas primaveras, y donde de nuevo se inicia un año de nuestra alma...
***
LA TRAGEDIA DE EMPÉDOCLES (fragmento)
¡Adiós!: ésta es la última palabra de un mortal que os ama y que en estos instantes vacila entre vosotros y sus dioses que le llaman. Nuestro espíritu se resiste a la despedida. Los que no vuelven dicen siempre la verdad.
¿No conocéis el lenguaje de los dioses? Yo lo percibí al nacer a la vida y contemplarla, aun antes de aprender el lenguaje de los padres.
Siempre que meditaba en esta hermosa vida mi corazón sólo pedía una cosa a los dioses, que cuando mis fuerzas juveniles ya no pudieran soportar la sagrada dicha y, como a los antiguos favoritos del cielo la plenitud de mi espíritu se transformase en locura, entonces que enviaran a mi corazón un inesperado destino, como señal de que había llegado el tiempo de la purificación y el momento de salvarme y caminar hacia una nueva juventud, para que el amigo de los dioses no sirviese de juego a los hombres, ni fuese objeto de su burla y escarnio.
Por eso, no exijáis el retorno del hombre que os amó y vivió entre vosotros corto tiempo como un extraño, No exijáis que entregue lo sagrado de su alma a los mortales.
***
MITAD DE LA VIDA
Con sus peras doradas
cubierto de rosas silvestres
el paisaje en el lago se suspende.
Vosotros, cisnes gráciles
y embriagados de besos,
hundís en la sagrada
frescura de las aguas la cabeza.
¡Ay de mí! ¿Dónde iré a buscar las flores
cuando venga el invierno?
¿Dónde la luz del sol,
las sombras de la tierra?
Los muros se levantan
silenciosos, helados, y en el viento,
rechinan las veletas.
***
A Diotimia (2)
¡Bella vida! Tú vives, como leve brote de invierno,
en este mundo agostado sola y callada floreces.
Aire ansías, y luz, primavera que vierta su tibio
resplandor, cuando buscas la infancia del mundo.
Ya tu sol, ya tu tiempo feliz se ha ocultado,
y en la noche glacial sólo hay fragor de huracanes.
Versión de Otto de Greiff
3 comentarios:
gracias, i. sobre todo por el 'lamento de menón por diótima'. es uno de mis favoritos.
que maravilla ese fragmento de poema... cuando era... ah... gracias Irene. saludo!!
¿Han visto? Gracias Mi abrazo, Irene
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