jueves, 6 de agosto de 2009

A ese batero amigo

Baterista, percusionista, docente, poeta y, ante todo, gran tipo, en 2006 murió Norberto Minichilo. Había nacido en 1940 y, desde temprano, desarrolló diferentes pasiones. Entre ellas, las mujeres, el buen vino, la política, el tango y el jazz. Vivió varios años en Suecia, donde llegó a tocar con Ben Webster y Teté Montoliú. Sin embargo, nunca dejó de extrañar y cuando pudo regresar se incorporó al ambiente artístico para dar cátedra desde su enorme eclecticismo que, en él, era pura libertad.
Se definía como un hombre de izquierda y sobresalía en el ambiente jazzístico por su desprejuicio. Le gustaba cantar: su estilo pasional se imponía sobre la pulcritud. Basta escuchar los discos de El Terceto (el grupo de sus desvelos; su mejor formación incluía a Pablo Tozzi en contrabajo y Hernán Ríos en piano) y sus estremecedoras versiones de María o Retrato en blanco y negro.
Flavio Cianciarulo lo adoraba (”mi maestro zen”, decía) y lo hizo grabar en sus discos. Los jóvenes en general lo veían como un gurú. Su libro Tambores (un camino a la improvisación) era de consulta habitual.
Un infarto interrumpió el camino gallardo de un músico argentino irrepetible.

Tomado de luchadores.wordpress.com
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Minichilo desarticulado*
por Sandra de la Fuente

Guillermo Graetzer
Tengo que estudiar más, no me gusta lo que soy, me decía a los 39 años. Ya era baterista pero no me sentía contento con eso. Entonces lo llamé a Manolo Juárez y le pedí el número de teléfono de Guillermo Graetzer, su maestro de composición durante 20 años. Yo quería estudiar con ese gran pedagogo no sólo para ser mejor músico, sino también para ser mejor persona. Estudié durante siete años. Hice como una especie de terapia musical. Fue un estudio para mi alma. Hay varias razones por las que sentí la necesidad de sacar este disco. La primera es que ya tengo 65 años y no quiero que esto aparezca en el ropero de casa cuando me muera; éste era un buen momento para sacarlo. La segunda razón es que me gusta ese trabajo, me gusta más haber conocido a Graetzer y haber refinado mi espíritu con él; quería rendirle un homenaje a ese gran maestro. Por último creo que el disco puede venirles bien a los músicos jóvenes. Hay un ambiente chato, en el que paradójicamente la gran información que circula no sirve para formar mejores músicos y mejores personas, sino que se disuelve en un clima de competencia banal. Este disco es un legado, una manera de decir: “Este viejo tarado también hace estas cosas”. Yo me mantuve amateur; amateur es amador: Amo la música, el arte, y siempre me gustó tocar aunque fuera por nada.
El piano
Quizá sorprenda a muchos que éste sea un disco de música para piano pero el piano fue mi primer instrumento, empecé a estudiarlo a los 10 años y desde allí amé a Chopin y lo sigo amando como el músico más grande. Porque mi vida dentro de la música no estuvo marcada únicamente por el jazz. A los 6 años temblaba con Pugliese y Atahualpa Yupanqui. A los 12 conocí la partitura de A fuego lento de Salgán y recuerdo que me puse todo colorado del entusiasmo: ¿qué es esto? ¿qué mundo es éste?, me pregunté en ese momento. Recién después conocí el jazz, la música negra, y las cosas se orientaron para ese lado. El piano sigue siendo, de algún modo, el centro de mi vida desde los comienzos. Y este disco me lleva a mis comienzos. Nunca pude pensar el sistema de las artes como diferentes parcelas. Más bien me parece que una expresión lleva a la otra, que todo se comunica. La pintura de la tapa de Desarticulaciones es de José Luis Bianchi; y la frase, de Roberto Juarroz. La música es sólo una parte de ese disco. Si no les gusta la música, está la obra de Bianchi; me gustaría que se despertara la curiosidad por ver sus obras. O tal vez no sea Bianchi sino un encuentro con la poesía de Juarroz. Unir las artes porque nadie es el centro de nada. Si compran un libro de Juarroz gracias a este disco, ya estoy hecho.
Las piezas: Las Cinco piezas clóticas son bitonales. Muestran mi puro amor a Bartok y a toda esa gente que se arriesgó y llegó a ideas como las del dodecafonismo. La palabra clótico viene de Clota. Es un personaje que inventamos hace muchos años con mi pareja. Clota es como la secretaria de Dios pero una secretaria que hace todas macanas. Por eso lo de Piezas Clóticas: las piezas deberían ir para un lado pero van exactamente para el contrario. El Parto dodecafónico empieza con una frase de Charlie Parker, el primer motivo de Summertime. Es un homenaje a Parker.
En Pinceladas del sur destrozo una murga muy popular, también aparece un tango, una milonga y sobre el final una chacarera. Graetzer siempre me decía: “Usted es argentino, por qué no compone algo con ritmos argentinos”. Esas pinceladas también se las debo a él.
*Tomado de radiomontaje.com

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char