jueves, 15 de diciembre de 2011

Si llega el fin, pasará eso también



Otro poema de MARK STRAND
(Isla Prince Edward, Canadá, 1934)

FICCIÓN

Pienso en las vidas inocentes de los personajes
de las novelas que saben que morirán,
pero no que termina la novela. Qué diferentes son
de nosotros. Acá, la luna mira, muda,
a través de las nubes dispersas la ciudad dormida,
y las hojas caídas se arremolinan con el viento,
y alguien –que soy yo–, apoltronado en una silla, hojea
las páginas que faltan, sabiendo que no tienen mucho tiempo
el hombre y la mujer en el cuarto alquilado,
la luz roja encendida encima de la puerta, el lirio que proyecta
su sombra sobre la pared; no tienen mucho tiempo
los soldados debajo de los árboles a la vera del río,
los heridos que son transportados a alguna
ciudad del interior donde se quedarán;
la guerra que duró ya tantos años va a llegar a su fin,
igual que todo lo demás, excepto una presencia
que cuesta definir, un rastro, como el olor del césped
tras la lluvia nocturna, o el resto de una voz que nos avisa,
sin tener que explicarlo abiertamente, que no desesperemos,
y que si llega el fin, pasará eso también.

Versión de Zaidenwerg
**
Imagen: Claude Monet: Twilight, Venice
oil on canvas, 1908
Bridgestone Museum of Art, Tokyo

4 comentarios:

hugo luna dijo...

me cortó la respiración... bello

Irene Gruss dijo...

¿Vio qué bonito?, gracias, Irene

Silvina dijo...

Ay Mark!

Irene Gruss dijo...

¡Ay, Strand! Beso, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char