Edith Södergran |
(Rusia, 1892-Finlandia, 1923)
Dos poemas acuáticos
I
Mi vida era tan desnuda
como las grises peñas,
mi vida era tan fría
como las blancas alturas,
pero mi juventud se sentaba con ardientes mejillas
y se regocijaba: ¡ya llega el sol!
Y el sol llegaba y yo desnuda me tendía
todo el largo día sobre las grises peñas -
y entonces una fría brisa del rojo mar llegaba.
II
Entre las piedras grises
yace tu blanco cuerpo que se lamenta
de los días que vienen y se van.
Las leyendas que de niña escuchaste
sollozan en tu corazón.
Silencio sin eco,
soledad sin espejo,
el aire se torna azul por todas las fisuras.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
***
Vierge Moderne
No soy mujer. Soy un neutro.
Soy un niño, un paje y una osada decisión,
soy un rayo risueño de un sol escarlata...
Soy una red para todos los peces golosos,
soy un brindis en honor a todas las mujeres.
soy un paso hacia el azar y la ruina,
soy un salto en la libertad y en el yo...
Soy el murmullo de la sangre en el oído del hombre,
soy un escalofrío del alma, el ansia y la negación de la carne,
soy el anuncio de nuevos paraísos.
Soy una llama inquisitiva e intrépida,
soy agua, honda más audaz hasta las rodillas,
soy fuego y agua sinceramente unidos por libre decisión.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
***
EL TRIUNFO DE SER...
¿Qué temo yo? Soy parte de la infinitud.
Parte soy de la gran fuerza del todo,
un mundo solitario dentro de millones de mundos,
una estrella de primera magnitud, la última en extinguirse.
¡Triunfo de vivir, triunfo de respirar, triunfo de ser!
Triunfo de sentir el tiempo, frío como el hielo,
discurriendo por mis venas,
y de oír el silencioso río de la noche,
de erguirme sobre la montaña bajo el sol.
Tiempo. Gran transformador, gran destructor, tiempo:
mago,
¿vienes acaso con nuevas intrigas, con mil astucias, para
ofrecerme existencia
como un poco de cimiento, como una serpiente enroscada,
como un peñasco en medio del mar?
¡Tiempo: asesino, aléjate de mí!
El sol me llena el pecho de dulce miel hasta el mismo
borde,
y me dice: las estrellas acabarán apagándose, pero siempre
lucen sin miedo.
(1916)
Traducción de Jesús Pardo
*
De "Lira septembrina" en Antología Poética de Edith Södergran, Colección Visor de Poesía.
2 comentarios:
"las estrellas acabarán apagándose, pero siempre
lucen sin miedo". qué buena, qué joven. Gracias
¡Y vivió sólo hasta los 31!
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