lunes, 14 de mayo de 2012
Toda palabra tiene precio
IN MEMORIAM
Unos pocos poemas de
MARIO TREJO
y algo más (De archivo)
(Buenos Aires, Argentina, 1926-2012)
Abajo las máscaras
Hablando de Musil, Broch recordaba que para
Hofmannsthal
el mejor escondite de la profundidad es la superficie.
Rimbaud ejerció durante tres años su sarampión poético.
La poesía no se repuso, todavía.
Gallois expulsó su ecuación la noche previa a su muerte
en un duelo.
Tenía veinte años. La ecuación persiste.
Hokusai pedía ciento diez años de vida para que todo el
mar cupiese en un punto de su pincel de marta sibilina.
Para J.B., la vida duraba menos que un balazo. Jane
Bowles: ¡qué angustia elegir en un menú, cuando hay
tan poco tiempo!
Atención. El primer suicida fracasó. En una noche que
aún olía a dientes de sable, la rama no resistió a su peso.
Pero el gesto perdura. Descubrió la cultura profunda, la
que dice no desde una superficie que nos enceguece.
Avancemos, espada en alto, entre esta selva de antifaces.
***
LABIOS LIBRES
Al cabo de las tierras y los días
de horarios y partidas y llegadas
y aeropuertos comidos por la niebla
enfermo de países y kilómetros
y rápidos hoteles compartidos
Luego de esperas
prisas
y rostros y paisajes diferentes
y seres encandilados por el olvido
o abiertamente besados por la vida
Después de aquella amada
y esa otra apenas entrevista
mujeres cogidas por mi soledad
y ahogadas por las bellas catástrofes
Luego de la violencia y el deseo
de comenzarlo todo nuevamente
y los errores
y los malentendidos cotidianos
y los hábitos torrenciales del trópico
y noches acariciadas por el alcohol
y tabaco fumado con tanta incertidumbre
Al cabo de un nombre que no me atrevo a decir
y de alguien que yo llamaba Irene
de cierta voz
cierta manera de clavar los ojos
al cabo de mi fe en el entendimiento de los hombres
y en el corazón de ciudades y pueblos
que nunca sabrán de mí
Luego de tanta tentativa de huirme o enfrentarme
y comprender que estoy solo
pero no estoy solo
al cabo de amores corroídos
y límites violados
y de la certidumbre de que toda la vida
no es más que los escombros
de otra que debió haber sido
Al cabo del hachazo irreparable del tiempo
sólo puedo blandir estas palabras
esta obstinación de años y distancias
que se llama poesía
***
ULTIMÁTUM A UN JOVEN POETA
Que el pan sea pan y mar el mar
Basta de conjeturas
Murciélagos lunares o roedores de orquídeas
Toda palabra tiene precio
Las palabras que atacan como rayos o víboras
Y también madre
Amigo
Y alcohol y cama y mesa
Y el hijo concebido a dulces empujones
Y los hongos que provocan destellos de amor
O resplandores de muerte
Y el poeta que cae bajo las balas
Como un sol que la noche acribilla
Que el pan sea pan y mar el mar
el agua eterna
Pero la sed eterna
Para poder decir al fin:
He hallado un pan junto al mar
Los buitres sobrevolaban mi amor
He mordido una orquídea
Los buitres disputaban un cuerpo querido
He guiado camiones y dormido en aserraderos
Los buitres devoraban a mi amada
Viajé de noche sobre la arena caliente
Invoqué los nombres secretos
Conjuré un maleficio
Contuve una catástrofe
Conduje un águila a su nido
He muerto con mis muertos y estoy vivo
Cuando llegué a la ciudad
Un loco vagaba por las calles
En su mirada había un cuchillo
Le di mi mano
Lo miré
Le hablé y mi voz duró entre los astros
Éramos sólo dos sobre la tierra
Pero éramos dos sobre la tierra
La soledad se hizo añicos
La poesía palabras
***
ESTA AGITADA VIDA
Esta agitada vida
me gruñe como un perro.
Esta agitada vida
me ladra como un perro.
Esta agitada vida
me muerde como un perro.
Esta agitada vida
me lame como un perro.
***
Orgasmo
(fragmentos)
1
Breve vida feliz
Breve muerte feliz
3
Huir de la pequeña historia.
La anécdota me saca de quicio.
Vivamos el Gran Cuento.
Estoy traduciendo.
Hablo una lengua que apenas conozco
sonidos heredados
robados a lo lejos
ruidos enfermos de cultura.
Yo quiero hablar de mi lengua
lengua enferma
asesina del padre y de la madre
lengua experta
jerga de la experiencia.
Tartamudeo
Gruño
Digo sólo estertores.
La garganta se seca
vomito canciones mongoloides
y mi madre junto a mí
repite que me deja para siempre.
Un aeropuerto está cerca.
Siempre será así.
9
No hay nada más honesto que la necesidad.
10
Ha llegado la hora.
Confesaré.
Daré datos precisos.
No mentiré.
No caeré en contrabando.
Tomaré todas las drogas.
Acataré lo sagrado y lo profano
su único hijo
nuestro dolor.
No codiciaré la muerte del prójimo.
Me revolcaré sólo de amor.
La noche, sabemos, etcétera, etcétera, etcétera.
El alba
ya lo dije es oficio de sobrevivientes.
***
SOLICITUD DE CLEMENCIA
Yo sólo pido perdón
por haber besado las playas del Mar Rojo
haber visto las luces de Aqaba en el amanecer verde
haber tomado mate entre el humo de los asesinos
haber temblado ante el incesto
de pez piedra con las piedras
del sol con la belleza
de mis sueños con la realidad
Yo sólo pido perdón
por haber inventado las montañas de Arabia Saudita
***
Alimento prohibido
Y ahora con ustedes el tema de la devoración
de lo evidente hasta la obscenidad
del hombre arrojado a un mediodía de reptiles
empujado al olor verdadero
las raices del sueño
la sobriedad de la historia
que ayer llamé finura o pestilencia
No
No es una pesadilla
Los tigres tascan su metal
el águila se entreabre hacia su presa
el aire se prueba de espacio
La libertad es la única amenaza
Jungla o museo
la opción yace aquí mismo
Elijo simplemente
el hambre sin mandíbulas
***
Entrevista al poeta
“Aunque estoy muy arropado por los amigos, tengo una debilidad extrema: quisiera estar mejorado para la presentación, porque tengo que hablar y no puedo fingir, no quiero estar con la cara triste.” El poeta Mario Trejo acaba de pasar quince días internado, está casi ciego y combate un cáncer de vejiga. Cada tanto, sin embargo, se da ánimo con humor: “¿Sabe cómo me dicen? Duro de matar”. Así que hoy a las 19 estará en la Casa de la Cultura para presentar su Antología poética (editada por el Fondo Nacional de las Artes) con la compañía del escritor y académico Noé Jitrik y de los actores Aldo Barbero y Leonor Manso, quienes leerán algunos de sus versos.
Trejo es un personaje multifacético: fue guionista de cine, autor teatral, periodista, actor, fotógrafo y profesor. Su pasado se puebla de vivencias y trabajos compartidos con grandes artistas: Bernardo Bertolucci, que fue su amigo y lo consideraba “un poeta genial”, lo dirigió en el documental La vía del petróleo; Astor Piazzolla musicalizó algunos de sus poemas (“Escándalos privados”, por ejemplo) y él le puso letra a una melodía del músico, Los pájaros perdidos. “Piazzolla también compuso para el poema ‘A propósito de la palabra Dios’, pero nunca supe dónde fue a parar”, apunta Trejo.
Con No hay piedad para Hamlet, escrita junto a su amigo Alberto Vanasco, ganó el Premio Municipal de Buenos Aires y el Premio Nacional Florencio Sánchez. La obra se estrenó en 1948 y se repuso en los 60 en el Instituto Di Tella, donde también fueron montadas Libertad y otras intoxicaciones y Reconstrucción de la Ópera de Viena. “Yo tengo premios de televisión –dice Trejo–. El primer Martín Fierro que se otorgó, en el año 59, fue para mí y para Osvaldo Dragún, por Historias de jóvenes, un programa al que llevé gente como Dalmiro Sáenz, Germán Rozenmacher, David Viñas.”
“Entrevisté a gente muy fuerte, a grandes como Yasser Arafat”, rememora Trejo, que ejerció el oficio de periodista radial y gráfico. En 1946 publicó su primer poemario, Celdas de sangre, al que siguieron El uso de la palabra (que reúne tres libros, Crítica de la razón poética, El amor cuerpo a cuerpo y Lingua Franca), La lengua capital y Orgasmo y otros poemas. En 1964 le dieron el premio Casa de las Américas.
Como los datos sobre su lugar de nacimiento (1926) son ambiguos parece oportuno preguntarle: “Mire, eso sólo les importa a la policía y a la aduana”, responde. Se le discute un poco su hipótesis y entonces cuenta. “Es que ni yo sé si nací en Ushuaia o en La Plata, no sé esa parte de la historia –explica–. Un hermano de mi padre estaba preso en una cárcel del sur, y pudo haber sido ahí; o tal vez nací en La Plata, porque el fundador del Teatro Argentino, don Pepe Podestá, era pariente. No sé.” Trejo vivió muchos años fuera del país, sobre todo en España. “En los 70 olí que algo no andaba bien, mi sobrino andaba con los fierros –cuenta–. Armé mi salida del país en horas. Y cuando fui a embarcarme, una mañana, me cobraron coima para sacar las maletas. Un fantoche este país.” Fue el 9 de diciembre de 1974. “Acababan de matar al abogado Ortega Peña y a un periodista que era amigo mío, Leopoldo Barraza –evoca–. La noche que lo mataron yo estaba con él. Ahí dije ‘me voy, no aguanto más’. Y me salvé. Estábamos en casa de Martha Peluffo y hacíamos intercambio: yo te doy coca, vos me das hachís. Y yo tenía una materia muy importante, ácido lisérgico.”
“Lo más fuerte del mundo es el deseo –dice Trejo–. Y una vez saciado ya no existe: muere.” Ha leído poco y nada de los poetas jóvenes. “Y te voy a decir algo: he colgado los botines de la poesía. Es decir, escribo todo el tiempo, pero no sé si es poesía o qué. Yo no estoy en las maripositas. Lo que me importa más es lo filosófico: a mí acercame a los presocráticos. Cuando digo lo de las maripositas no hay que caer en el otro extremo, que hablan de Baldomero Fernández Moreno y dicen ‘ay, 70 balcones’. No, era un grandísimo, terrible poeta. Hay que leer el Soneto a la crucifixión, que escribió por los años 30.”
Está entusiasmado con la vuelta de una obra suya al teatro pero prefiere no anticipar: por superstición.“Por eso no tengo nada contra las religiones –explica–. La vida no da nada, nos deja solos, abandonados, y creo que el pobre ser humano que no ha alcanzado ni lo que se llama la cultura se tiene que agarrar de algo. Es un ahogado en el mar y está bien que se agarre, mientras no le haga daño a terceros. Como yo, que me he drogado, pero jamás me di una inyección ni aconsejaría a nadie que lo haga.”
Trejo está escribiendo sobre su vida y la poesía. “De Oliverio Girondo, de Enrique Molina, de Alberto Vanasco, poetas que la gente olvida –dice–. Esas cosas te resienten. Son heridas.” ¿Habla de él, también, se siente poco reconocido? “Mire, yo les doy oportunidades, he estado fuera del país no sé cuántos miles de años para que tengan pretextos, pero creo que son un poco demasiado injustos. ¿Pero sabe por qué? Por ignorancia. En primer lugar, no me han leído. Y no han leído nada, porque son muy ignorantes. Me parece todo tan ridículo que no va más.”
“Maestro esencial, agudo, sutil, irónico, la poesía de Mario Trejo es palabra plena: fuga de consignas para huir de la historieta”, anotó Liliana Heer en el Preámbulo de esta antología. “En resumen: / más vale ser cabeza de león que cola de ratón. / El mejor modo de esperar es ir al encuentro”, escribió Trejo en Apuntes para una crítica de la razón poética. “La vida es difícil sobre todo cuando uno es joven –dice Trejo–. La juventud es un período muy de boludez extrema. De omnipotencia, de creer que yo lo sé todo, y no es así. Hay que sentarse, cebar unos mates y meditar. Creo que eso es lo mejor que hay.”
“No hay tiempo que perder / en mitos y melancolías”, escribió Trejo. “Exactamente –dice–. Y son versos de cuando tenía veintipico.”
copy: Diario Crítica de la Argentina
****
"Me libré de la mala educación huyendo"
(FRAGMENTOS DE UNA NOTA TOMADA DE El Litoral, 22 DE OCTUBRE DE 2009)
El gran poeta argentino, de 82 años, compartió mesa con Miguel Brascó y Rodolfo Alonso, en un desacartonado encuentro lleno de humor, anécdotas y poesía.
Arremetió, en el comienzo, Brascó, también conocido por su carrera de enólogo y por ser el autor de los "anuarios" que llevan su nombre. Dijo: "Habrán notado que sólo hay botellas de agua: únicamente en reuniones académicas y en las reuniones de gabinete se toma agua mineral sin gas (risas)... ahora les voy a presentar a quien nos va a presentar...". Amén de su histrionismo, Brascó amenizó sus intervenciones con la lectura sobria y certera de algunos de sus poemas, y relató interesantes experiencias junto al mencionado Gola, Juan L. Ortiz y otros personajes representativos de la cultura local.
JAM SESSION
El coordinador repasó brevemente los antecedentes de cada uno de los invitados, aunque el orden lógico preparado ya estaba quebrado... para bien. Así, Brascó indicó que "los temas de las mesas redondas son aburridos en general, entonces terminan por no invitarme (...) Santa Fe era igual que hoy hace cincuenta años, sólo que cincuenta años antes" asentó luego, despertando, como en tantas ocasiones, la carcajada cómplice. A su turno, Trejo lo sintetizó mejor que nadie: "Esto es una jam session (*), metemos todo ahí y que los gatos forniquen (sic); no seamos escolares, nos condenan a un horario de niños (se refiere a que la mesa comenzó a las 16) ... yo me libré de la mala educación huyendo...", enumeró, sentenciando su desinterés por seguir un programa establecido.
A estas alturas, Alonso no pudo menos que manifestar su perplejidad: "Estoy totalmente confundido; me llamaron y había preparado un tema, pero después llego acá y el título es otro: "50 años de poesía"; de sólo planteármelo ya estoy agotado", dijo. Con todo, Alonso memoró rápidamente su trabajo en "Poesía Buenos Aires" y relató de qué forma se relacionó con Paco Urondo y su experiencia de gestión cultural junto a él, durante la gobernación de Sylvestre Begnis. Dirigiéndose a Gola, además, recordó una traducción de Pavese que hicieron juntos.
POEMAS PARA LEER
Luego, volvió a tomar la palabra Trejo; antes de cada intervención del autor de "El uso de la palabra" y "Orgasmo" el aire se cortaba, porque parecía que podía suceder cualquier cosa: "Voy a continuar el homenaje que hizo Gola al gran drogadicto que era Juan L. Ortiz -dijo-; éste es un país pacato, cayó en la cursilería, en los tilingos de izquierda, y seguimos bajando; hay gente que no se da cuenta, de que esto está en franco descenso, no somos una nación, hay gente que no ve", asestó. El poeta y guionista de cine pidió después a Alonso que leyera un extenso poema suyo dedicado a Juanele, en virtud no sólo de sus graves problemas de visión, sino debido a la excelente dicción y entonación de aquél. Alonso hizo lo propio, en otro tramo del encuentro, con un largo texto referido a Allen Ginsberg, poeta norteamericano, llamado "Aullidos de placer".
Brascó dijo, en su momento: "Juanele era drogadicto, pero de yerba mate..."; más serio, teorizó brevemente sobre la poesía: "Nadie sabe qué es pero todos sabemos qué es lo que es (...) se trata de transferir una imagen ambigua (...) la diferencia entre columnas de palabras y poesía es que una transmite y la otra no transmite nada". A casi dos horas del comienzo del encuentro, los autores continuaron leyendo sus textos, seguidos, primero, por un respetuoso silencio y, después, por aplausos aprobatorios. Nadie en su sano juicio puede decir que el encuentro fue aburrido.
*) sesión de improvisación, se trata de un término utilizado entre músicos, sobre todo en el jazz
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
Brillante Emeté, como siempre. Gracias, Irene!
¿Emeté? Gracias, Irene
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