Algo más de MACEDONIO FERNÁNDEZ
(Argentina, 1874-1952)
Fragmentos de Libro a mí mismo (1905-1908)
El melancólico está todo dominado por el dolor; su mente se halla fija en el pensarlo: sus procesos asociativos están inhibidos, sus ideas inmóviles. De esto se saca la regla admirable, práctica: si deseamos que la serie de nuestras ideas y voliciones sean abundantes, variadas y eficaces debemos adquirir la costumbre de librarlas de la influencia inhibidora del reflexionar sobre ellas, de la preocupación de lo que de ellas pueda resultar.
El muy modo de lograr el éxito es no preocuparse de si se podrá o no podrá obtener.
Aburrimiento: evitar los viajes y los grandes proyectos ambiciosos, teatros y excitaciones.
Nunca meterse en la cama con los pies mojados o fríos. No levantarse muy temprano y quedar tres minutos en una cama después de levantarse.
Este libro está concebido con tal riqueza de verdades, notas estimulantes, indicaciones, conocimiento práctico y de detalle, ahorros de memoria, recordaciones de conveniencia, cosas de extraordinaria utilidad, como para dar a su autor, o a un joven lector con fe en él, infinitos recursos para llegar al éxito, al mayor bienestar posible y a ser el Fuerte Caballero (Perfecto Defensor) de una Perfecta Doncella. (Contratapa)
Querido lector: Si empiezas por pasmarte excesivamente de lo novedoso y absurdo de mis afirmaciones, preveo que acabarás protestando que cuanto yo digo es de todo el mundo sabido en todos los tiempos; por donde te mostrará digno propietario de toda la estupidez con que al nacer te botó el cielo (Contratapa).
El caballero, el fuerte, no necesita la riqueza, aunque a veces opte por ella, para más amplia acción, Diógenes y Sócrates son los caballeros de la mejor sangre, que han preferido la condición de pobreza, aunque fácilmente podían optar por la riqueza.
Los solteros son mejores amigos, pero malos súbditos, porque están dispuestos a la fuga.
Todo es posible y todo es fácil.
“La vida a lo sumo es un niño impetuoso que tiene que ser entretenido y distraído un poco: una vez dormido: entonces se acaba todo cuidado” (Boldsmith). Efectivamente éste es el verdadero aspecto de todas las seriedades humanas: la ciencia, los negocios, el arte, la ‘Paternidad’, no son más que entretenimiento de niño”.
20 años buenos, 1874-1894; 10 años sufridos, 1894-1904, y un año bueno, 1906-1907. […] es necesario, luego, una violenta ficción y ardorosa animación para que yo me decida a practicar la gran ficción.
Es puramente la destrucción del miedo y para destruir esto lo primero es eliminar el error de creer que existen dolores de tal intensidad que superan a la vida.
Razón, belleza, valor, salud, dinero, fuerza no son absolutos y lo que aconsejamos no es perseguir sistemáticamente uno de ellos, sino disciplinar, sistemáticamente, toda elasticidad y capacidad de sufrimiento.
Tuve la impresión [leyendo a Kepler] y ésta es la que debe prevalecer primero: de que la insolubilidad del Ser, causa y todo de lo metafísico, es una noción infantil, un resto de veneración por el Universo y la Vida: que el misterio del ser es clarísimamente penetrable.
Sufrir es elaborar el placer futuro. Reconociendo este sendero terrenal, caminamos ya en la Eternidad, somos ciudadanos de la Eternidad, confundibles con los relojes que sólo son ciudadanos del tiempo.
I. No está uno libre de llegar un día a reírse de plena buena gana de sí mismo, y de la filosofía y de todas las seriedades. Emerson y Carlyle, hablando admirablemente de Platón, la seriedad hablando de la seriedad, ¿qué fe pueden merecer?
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Tomado de http://www.perfil.com/ediciones/2012/5/edicion_674/contenidos/noticia_0005.html
Ediciones Corregidor autoriza la reproducción de estos textos. Asimismo publica la Obra Completa de Macedonio Fernández y posee los derechos universales de la misma, édita e inédita.
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Para Hellen Titcomb
Han pasado ocho años para ti, para mí, a través de
[nosotros.
Tú, ausente para mis ojos pero habitando en mi
[pecho;
yo, no ausente para ti, porque es sentimiento la
[ausencia.
No me dijiste adiós porque nunca me diste la
[bienvenida.
La vida, la vida de las margaritas es el gran misterio
[claro.
El Placer y el Dolor, dos palabras igualmente
[colmadas de suspiros.
Pero los corazones lo saben bien, cuán diferentes,
[cuán terriblemente
diferentes sus suspiros, su conquista de nuestro ser.
El Placer y el Dolor, magnífica Hellen, tan
[profundamente conocidos por nosotros
y no obstante tan inconcebibles, pobre Hellen, tan
[oscuros.
El que puede ofrecer Amor debe saber reírse del
[Dolor,
¿pero quién que te quiera no adora el Placer
[inminente?
¿Qué otra cosa? Mi verso te ha capturado
mejor de lo que ningún alma haya visto,
ante tanto que se ha postergado
sobre amantes alejados tiempo atrás
todo quedó sin decirse
y no obstante todo ha sido dicho.
Traducción de Matías Serra Bradford
Fuente: perfil.com
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Las rarezas
Pastelería barométrica
Por razones no muy claras, Macedonio tenía la costumbre de comprar bandejas de masas de confitería y guardarlas, sin consumir, en los roperos de las modestas pensiones en las que solía vivir. Se fabula que cuando el ropero se llenaba de paquetes sonaba para Macedonio la hora de emigrar hacia otra pensión, de modo que la capacidad del ropero era el barómetro de su sedentarismo transitorio.
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Cementerios colmados
Tenía debajo de la cama, según cuenta Gómez de la Serna, una maleta llena de alfajores que ofrecía a sus visitantes. Un día notó que éstos abusaban de su invitación, y comentó sentenciosamente:
—Dicen por ahí que se han colmado cementerios con comedores de alfajores.
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Guitarras silenciosas
La gran cantidad de provincianos que asistían a la Escuela Naval de Río Santiago le hizo pensar a Macedonio que allí se ejecutaría abundantemente la guitarra, una de sus misteriosas pasiones. Un primo de Borges, alumno de la Escuela, le aseguró en cambio que durante los meses que había pasado en ella jamás oyó hablar de alguien que la tocara. Como si redondeara lo que se acaba de afirmar, Macedonio le dijo entonces a Borges:
—Ya ves, un centro de guitarra notable.
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Lugones ágrafo
Amigo y gran admirador de Leopoldo Lugones, pensó escribir un artículo sobre él, en el que se preguntaría por qué, a pesar de sus notables cualidades intelectuales, no se había dedicado a escribir.
Jorge B. Rivera
El País Cultural Nº 388
11 de abril 1997
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
1 comentario:
mortal el miedo mortal.
gracias, i.
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