Un poema inédito
de HUGO LUNA
(Concepción del Uruguay, Entre Ríos,
Argentina, 1959)
ANOTACIONES CON BAR
Veo un bar. La botella de caña palanca, el hombrecito de la etiqueta empujando al mundo su olor de alcohol impredecible. Pan y mostrador y queso. En el palenque un árbol atado a un caballo. Casi una pulpería. Cómo, qué, se hace con esa imagen cuando se mira por la ventana de otro bar el arco iris del semáforo. La retina edita una sola de las soledades, más allá de la luz, más allá de su propia condición de
red de la mirada.
Un bar es un sinónimo del tiempo. Una trama de voces. La apacible destilación de
un silencio.
En la borra del café se ha caído también un edificio. Su momento de intimidad. Un último beso.
No son mesas, son bases para la escultura mayor donde una amistad se
encuentra.
Una vez por apagar un cigarrillo quemé un cenicero de secretos.
En un bar, que nunca falte un espejo.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
2 comentarios:
gracias Irene... un beso.
Gracias a vos, Irene
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