sábado, 13 de junio de 2009

Los que sueñan caminando


Algunas letras de
ATAHUALPA YUPANQUI
(Héctor Roberto Chavero)
(Prov. Buenos Aires, Argentina, 1908-Francia, 1992)


DE TANTO DIR Y VENIR

De tanto dir y venir
abrí mi huella en el campo.
Para el que después anduvo
ya fue camino liviano.

En infinitos andares
fui la gramilla pisando.
Raspé mi poncho en los talas.
Me hirieron pinchos de cardo.

Las huellas no se hacen solas
ni con sólo el ir pisando.
Hay que rondar madrugadas
maduras en sueño y llanto.

Viento de injustas arenas
fueron mi huella tapando.
Lo que antes fue clara senda
se enllenó de espina y barro.

Parece que no hubo nada
si se mira sin mirarlo.
Todo es malezal confuso,
pero mi huella está abajo.

Desparejo es el camino.
Hoy ando senderos ásperos.
Piso la espina que hiere,
pero mi huella está abajo,

Tal vez un día la limpien
los que sueñan caminando.
Yo les daré, desde lejos,
mi corazón de regalo.

EL ALAZÁN

Era una cinta de fuego,
galopando, galopando.
Crin revuelta en llamaradas,
mi alazán, te estoy nombrando.

Trepó las sierras con luna,
cruzó los valles nevando.
Cien caminos anduvimos,
mi alazán, te estoy nombrando.

¿Qué oscuro lazo de nieve
te pialó junto al barranco?
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella andabas buscando?

En el fondo del abismo,
ni una voz para nombrarlo.
Solito se fue muriendo,
mi caballo, mi caballo.

En una horqueta de un tala
hay un morral solitario,
y hay un corral sin relinchos,
mi alazán, te estoy nombrando.

Si es como dicen algunos,
que hay cielos pal' buen caballo,
por ahí andará mi flete,
galopando, galopando.

Oscuro lazo de nieve
te pialó junto al barranco.
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella andabas buscando?
En el fondo del abismo,
ni una voz para nombrarlo.
Solito se fue muriendo,
mi caballo, mi caballo.

LA AÑERA

¿Dónde está mi corazón,
que se fue tras la esperanza?
Tengo miedo que la noche
me deje también sin alma.

Tengo miedo que la noche
me deje también sin alma.

¿Dónde está la palomita,
que al amanecer lloraba?
Se fue muy lejos dejando
sobre mi pecho sus lágrimas.

Se fue muy lejos dejando
sobre mi pecho sus lágrimas.

Cuando se abandona el pago
y se empieza a repechar,
tira el caballo adelante
y el alma tira pa' trás.

tira el caballo adelante
y el alma tira pa' trás.

Yo tengo una pena antigua;
inútil botarla fuera.
Y como es pena que dura,
yo la he llamado la añera.

Y como es pena que dura,
yo la he llamado la añera.
¿Dónde están las esperanzas?...
¿Dónde están las alegrías?...
La añera es la pena vieja,
y es mi sola compañía.

La añera es la pena vieja.
y es mi sola compañía.

Cuando se abandona el pago
y se empieza a repechar,
tira el caballo adelante,
y el alma tira pa' trás.

tira el caballo adelante.
y el alma tira pa' trás.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char