lunes, 18 de enero de 2010

Cuando mueren lo hacen por mitades


Mario Eduardo Arteca
(La Plata, Argentina, 1960)


6/

Polska Rzceczpospolita: un escritor es un obrero
productivo. Ende, el modelo de explicación
1972 se reduce a un análisis de roles, límite
de los alcances; secuelas; la neutralidad
respecto a los problemas lleva al sometimiento:
material descriptivo (Löwenthal) de enorme
importancia. Una vida transcurre (Kolbe) entre Tieck
y Raabe, donde sólo se admite destreza en quien
prevalece sobre los recursos. Y con eso darle
a la afectación una muerte digna de ella.
Pues si la capuchina calada por el otoño
ofrece todo eso, el olor ha quedado en la palabra.
Así una yema de álamo, parásita y pegote. Después,
el musgo a instancias de un demo y verdes
en partículas; por ahí resbala también un ciclo
geométrico, los movimientos de cabezas
cuando alternan ritmos circadianos. Bien, aquello
se sostiene en vilo, toma huelgo, respira de nuevo;
una mano oscura colocando con distancia -práctica-
que se ve y practica de continuo su quehacer.
2001 Tiembla por él. Por su existencia y futuro,
alabado. Mantenerse frugal y remoto, bajo
refachimento final, de cabo a rabo y por la espiral
del rabo, de vuelta al cabo. Una alegría spinoziana,
surgida del deseo de la virtud, de la razón rigiendo
pulcra hacia la necesidad, conforme la naturaleza
o algo así. Le aguarda arduo camino: no lo dejarán
vivir, hasta aburrirse del gesto, en paz. Entonces
reunirán silencio bajo la luz de una lámpara,
fueran por igual número sus remociones.
***
22

¿La mar de Saint-John Perse? Vamos
por partes. “La otra mitad quedó en la lluvia”
(Molina). Qué incendio por desvanecerse
se inclina en esa lluvia de Enrique Molina.
“Porque primero se llega, después también”
(Álvaro Marín), y puesto que nadie podrá
deshacer este esquema habrá de ahorrarse
la pista en genitivo.

Creo que los mares de Perse son manes,
es decir, síntomas de una escintilación
de la que ya hablamos, con toda la ignorancia
recogida por una coincidencia de actos,
o actos de lenguaje. Vuelven los chuchos
en empalizada, en quirófano, hacia ellos,
los manes. Cuando mueren lo hacen
por mitades: una queda prendida de la lluvia;
la otra es una enmienda patafísica, escrita
por Rafael Cipollini. Los chuchos tienen
un sabor especial, por eso nadie los pesca.
Lo que algunos pescadores de mar entienden
como cuestión de gusto. O estilo. ¿Es el estilo
lo que primero llega, después también?
¿No estaré bailando en un circuito?

“Nos visita raramente ahora…”;
“Sí, me estoy convirtiendo en un solitario”.

Retengo mi mano sobre la suya
más suave que una tela.
***
53.

La extensión de esa lona
era de color arena, y emergía.
No debiera ser así, porque
en definitiva la funda cubría
el perímetro de una autobomba,
es decir, un tamaño preferible
a los ojos; y además se trataba
de un objeto natural a sus
contemporáneos. Embargo,
lo irreal aparecía en la forma
de proyectar las cosas; esa
naturaleza no podía presagiar
grandes anuncios: algo entre
manos. Los fieles ardían
de curiosidad, necesitaban
desenvolver el misterio
para el que habían sido reunidos.
Pero a quién se le ocurre poner
una lona durante una marcha
religiosa. Lo adecuado habría
sido un tul de seda, o un lienzo,
y una sirena repoblando sonidos
uniformes. Es la caída del sol
aguardando ese descubrimiento,
mientras la gente se desploma
hacia una suma de propósitos.
Dios estuvo cerca, y ya no
desembarca desde un futuro
al evangelio. Toca bamba.
***
MARK ROTHKO por Marcus Rothkowitz
(Seagram Building)


¿Puede alguien comer en paz en la medida en que se sienta observado? (Four Seasons) Hay límites pensados a simple vista, y creados sólo para entender que, una vez traspuestos, nos aguardan otros más deseables.

Así comienza el vuelo a través
de las nubes hacia una noche
por fin iluminada. Durante
todo el tiempo un motor
lógico ejecuta las mismas
revoluciones. Se recorta
el lienzo; dos modos:
el día y su noche.
No es mi caso, porque
siempre fui la mitad
de una representación
que se detuvo. Es tan difícil
cambiar de hábito, pero sucede,
y de una manera tal que la sola
esperanza de volver atrás
coincide con el deseo de ir
hacia adelante. No existe mayor
sinceramiento en estos opuestos.
La posibilidad de encontrar
la mancha ya templada
en la creencia del gesto.
Es así, al decir de Walter
de la Mare: “Penumbra verde
para sus sueños, musgo
para su almohada”. Intento
aclarar, cuando oscurece.
Si el mundo le pertenece
a alguien, ¿tiene que ver
con estas anotaciones?
Sólo quien entienda
que los objetos visibles
no mueren con la noche,
prosperará en la oscuridad.

4 comentarios:

Mario Arteca dijo...

Querida Irene, gracias por la generosidad y por colgar estos textos. Te mando un beso grande, y a pesar de leerte durante años nunca nos conocimos, no? Será momento de hacerlo. Thanks.

Irene Gruss dijo...

Será el momento. Gracias a vos, Irene

laveron dijo...

pah! gracias por este regalo!
o sea, gracias pq renuevo la alegría de los hallazgos.

Irene Gruss dijo...

Gracias por la visita, laveron, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char