martes, 29 de septiembre de 2009

¿O vinimos nada más que para esto?


Algunos pocos poemas de
JAVIER ADÚRIZ
(Buenos Aires, Argentina, 1948-)



Más allá del amor no hay nada, sólo
penumbra de fugacidad, disperso
tiempo que se diluye en tiempo, nadie
sino miseria de nosotros mismos.

Más allá del amor ya todo, formas:
lenta memoria apenas de unos cuerpos,
una fantástica melancolía,
formas de todo lo que fue y ha sido

amante.
***
Ante la ley

Los extremos de mi barba ya se enredan
con las uñas que sangran por el dorso.
En cada mano puedo plantar un ombú
aunque la condición se compromete
desde que todo lo presente pica
igual que un piojo.

Por qué no sabré ver ahora
la luz en la pared de la caverna
y sólo este bastidor sucede
haciendo sobras
de sombra,
remedos de un remedo
ataviados
como una mercancía.

El vacío se borda y desteje
inhumano. Ahí detrás
alguien consume
con usura
una enormidad de nada.

Debo darme bríos:
no sé que hago aquí,
no sé qué espero.

***
Banzai / Bonsai

Salta del árbol
con la gracia de un dios
caca de mosca.
***
¿Oís el río?

¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
Son como cascotitos limpiándose
con la corriente, algo múltiple.

Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.

¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?

***
Leda llora el cocoliche

Maledetto il Kaiser, Leda, perqué llorá.
No ai visto qui a arribato il signore
Pane… El mismo, cittadino a la Floresta,
coloquialista americano, tutto un bardo…

No, no e’un ganso. Lo ganso sonno ansare
qui grídano di notte e moléstano la cuadra.
Leda, Leda, abrile le gambitte, si e’
un capomastro di prestigio, alto e forte:

un vero Jove… Ma qué ti importa si usa
cocoliche. Noi no siamo tan nóbile, ¿no?…
¿Cómo que volete un argentino?

¡Mala pécora, si questo paese dá merda!
Guardáte al Gínsbero, nena, lo bitinique,
que me si’strola la verdolería.
***
Piercing
1.

Hijo, qué sorpresa me das
con ese sólido arito colgándote del iris.
Pasear un cuerpo atado a las pulsiones
es inquietante sí, por lo que sabe
a revuelta generacional...
Lo nuestro fue más ensoñado siempre.

¡De verdad!, no creo que hayamos sido
unos ilusos mejores o peores. Que yo sepa
el sol salía igual que para ustedes
mientras el mar batía los acantilados.
Fuimos masacrados nada más.
Quiero ser directo, disculpame.

La diferencia radica tal vez en los matices.
Como ayer, la historia hierve como ácido.
No te rías. Por qué buscar solución
en la materia, si la cuestión del espíritu urge.
Pero es cierto, no tenemos casi derecho a importunar:
la ley del fracaso no levanta la voz.

Aun así, guarda un vago consuelo
sostener pensamiento sobre casi todo.
Opinar fue la forma de ser libres. Sí,
más mentira para más verdad...
No me pegues. Nadie te quita la palabra
aun cuando sea tan gestual lo tuyo.

Y no sabés, querido, cuánto reconforta
que hayas resuelto confiarme el sueño.
..........Aplicarte un ancla en el escroto
no suena nada mal, habida cuenta
que parece otro gesto sobre el aquí y ahora,
esta turra injusticia que nos ahoga a todos,

eso tanto más viejo que nosotros,
que vos y yo.
***
2.

Viejo, siempre en estado de pancarta.
No entendés nada. (Tampoco hay tanto
que entender, poner el cuerpo nada más.)
Me hablás de espíritu. De qué espíritu
hablás. ¿No ves que eso de ser libre
brilla sólo en tu baldosa? ¿No ves
la radiación por todas partes?
Vivís entre abstracciones. No quiero ir
a tus libros ni al pasado. Entre otras cosas
porque ahí estás vos y tu ficción
de perdedores. No quiero terminar
llorando y ¿sabés?,
me voy a perforar el cuerpo y pintar
la carne hasta que se me dé la gana.
.......................Digo,
¿por qué no fumamos uno de los buenos
y la seguimos disueltos en el humo?
***
El nadador

Las últimas piletas son agrias. Llueve
tanto o más de lo pensado, aun
cuando los jazmines revienten
y las enredaderas se aúpen a los árboles.
Creeme..., no se puede creer. Los huesos
hablan y el animal afina por debajo
una canción indescriptible. Igual,
no se quiere dejar de sonreír.
Hay algo en los recuerdos, vale decir,
en el seco ahora, en el puro y desaforado
ahora, que no importa demasiado
si el resto se vuelve confuso y breve,
fragmentario. Lo interesante está aquí,
en este aquí del tiempo, aunque la casa
finalmente esté sola... o vieja... o devastada.


para Jorge Olivero
**

5 comentarios:

silvia camerotto dijo...

qué grande,adúriz. gracias, irene.

Irene Gruss dijo...

Sí, un capo. Gracias, Irene

staff dijo...

Capo. Y capo también Jorge Olivero. salú. julián.

laveron dijo...

"El vacío se borda y desteje
inhumano. Ahí detrás
alguien consume
con usura
una enormidad de nada."

repito los versos con los que me voy...

muy bueno!

salute!

Irene Gruss dijo...

Gracias, gente; ta muy bueno compartir, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char