jueves, 29 de octubre de 2009
Teórica desnudez
Algunos poemas de
MERCEDES ROFFÉ
(Buenos Aires, Argentina, 1954-)
Visión prismática
Visión prismática, dividida, dispersa. Un no sostenerse en el
lugar sino rodearlo y rodear el vacío que se deja.
Observación: un mantener viva la llama de una pura fe sin credo
ni culto ni reliquia. Un mantenerse viva en la fe -un vacío.
Asíndeton. Aposición. La gramática como una anatomía. Teórica
desnudez.
***
La metáfora ha muerto.
Nada se parece a nada.
La más mínima fracción de cada
átomo absorbida en la tarea de
cumplir su ínfimo mandamiento. Sostenerse en el ser, cada mañana,
no importa qué. La anatomía
exhausta del ciprés… La terquedad
crispada de los pinos… El blanco
inocuo del hielo en el dintel.
El orín del perro del vecino traza
un surco en la nieve. Minúsculo. No menos
que todo lo demás. No menos
que esta arrebatada voluntad,
la inanidad segura de este
intento.
***
4.
Claro que sí, la única manera posible es
el manierismo —de ser y no morir, hasta haber caducado
como símbolo o nombre
o imagen
o fetiche.
La imagen se retuerce como el cuello del signo
en el lago modernista.
Algo así como
saber
que no es menos lo hipertrófico virtual
que el agua en que naufraga
el azur de este día.
Por la filosofía sangraremos
—ríspida consolación—
lo que nadie ha dicho.
Por el hilo de acero de la construcción
caeremos
de cabeza al abismo
donde más de uno o una
se pensó inevitable
o el futuro.
***
La nave sin timón y el pez sin espada. Algo se mueve bajo los pies, que algunos llaman Duda. Como si la tierra se encaminara a algún lado. Reacción de inercia. Oxímoron, o más: paradoja. Ooooooops. Sentada en la cresta de la ola, una pluma en el sombrero del huracán. Asociación ¿libre? Te diré. ¿Quién eres? Lo que seas lo serás por un error de cálculo. No necesariamente una equivocación sino, más bien, lo que se dice un margen.
*La escena tan temida --finalmente-- está teniendo lugar. Allí, siempre, del otro lado. No hay justicia poética. ¿Quién narra, si la hay? ¿O era éste el deseo? La expectativa ¿de qué audiencia? El soñador que sueña la pesadilla ¿qué se desea? Si toda la Comedia es sólo el andamiaje del carro de Beatrice, si el imperio de Adriano no es más que la medida del solipsismo suicida de un esclavo ¿será el desasosiego la vara que mide la liberación? ¿el sueño la medida de la luz que se hace al despertar? Descubrir que aquello que en la trama era el lugar de la sospecha, no era más que el recurso --el más flagrante-- puesto allí para ocultar el resto del absurdo.
La escena tan temida sigue teniendo lugar. Irremisiblemente.
Tener miedo y saber, soñar y despertar no son actos puntuales.
***
CANTUS IN MEMORIAM BENJAMIN BRITTEN
(Arvo Pärt)
¿como un alba?
como un alba serena y rosa y lenta y clara
¿como abrirse?
como una luz que se abre y te abre
¿que “despunta”?
que despunta, sí
como el día
como un viaje
¿y las campanas?
llano azul
y torrejón amarillo y blanco y bronce
y en medio, bajo el arco
el cielo ondeando
¿“repicando”?
repicando, sí
como repican, malva
las horas
como un túnel
como un claustro
***
XXVI
Hay un lugar, me temo, donde ella descansa. Ni un cuarto ni un vergel. Apenas un tiempo donde el tiempo pasa, una invisibilidad donde nadie mira —ni ella. O una perceptibilidad sin concesión. Plenitud. Lo mínimo in/com/partible —"como esas miguitas que se encuentran en el fondo del bolsillo…", esas grandes tareas que quedarán en la nada, una lista de nombres, un color, esa especial densidad que a veces cobra el silencio.
Aun así, algo, fuera, suena a castigo.
**
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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