miércoles, 15 de junio de 2011

Poemas de amor

OSVALDO BOSSI
 (Buenos Aires, Argentina, 1963)

DILEMA

Cómo hablar de una verga
sin que el señor o la señora
se ruborice de sólo verga?

Cómo hablar de una verga
sin que murmuren para sí:
Esta verga no es una verga
es error tipográfico?

Cómo hablar de una verga
sin que venga el censor
con su espada de verga
y la verga de un tajo?

Y con qué verga
de la palabra universal
sustituir tu verga tangible?
***
HAMLET A OFELIA

No me odies Ofelia, el cuerpo acariciado
es lo único real; lo demás es perderse
como en un sueño y cerrar los ojos. No creas
en el delirio de Laertes; lo que se lleva y trae
nada tiene que ver con vos, que rotás
en la luz de otra sombra. A tu belleza
no la visita el turbado aliento de esos
muchachos que te quisieron para sí, sólo yo,
la torpe misoginia que vertió sobre el pecho
la negra lujuria de mi madre; no el calabozo
de la castidad. Duerme, si la muerte te pide eso,
pero no pienses en mí, no sigas articulando
para la nada, en la nada, horribles sacrificios.
Aunque morir sea sólo eso: cambiar esta noche
por otra.
***
Cuando somos niños nos asusta el viento,
el ruido de las grandes tormentas,
como si fuera a terminarse el mundo. Bueno,
es todo eso, y más.
***
Leyes de la materia: irse, volver.
ceder a la presión de unos labios, al sueño
sin que esto signifique debilidad, pérdida de fe
o destrucción.
**
De Casa de viento, antología personal; editorial Nudista, 2011

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char