domingo, 12 de abril de 2009

Diré ardilla, vermouth, copa


Algunos pocos poemas de Niní Bernardello
(Cosquín, provincia de Córdoba, Argentina, 1940. Reside en Río Grande; Tierra del Fuego, Argentina, desde 1981)

NO HAY SALIDAS. No hay timbres
ni certificados.
Hay portales abiertos. Pero no hay
ni una mano tendida.

Cumple con tu día hambreándote.

Él olvida el vino sagrado y las risas.
Embotado camina y camina
vendiendo un espejo, una sábana.
Al llegar a la esquina se detiene, sudoroso.
No alumbran los faroles secos.
Roe el ratón su pan de madera.
Bolsillo vacío, derramado tabaco, algunos
fósforos, un boleto roto.
Tu carta doblada, una llave ajena.

Cumple con tu día hambreándote.
(de Malfario)
***
Texto egipcio

Muerto entras en el horizonte,
en la lejanía que nunca puede alcanzarse.
No serás nada en la muerte,
pero convertido en estatua, en pintura
perdurarás como muerto.

(de Copia y transformaciones, 1990)
***

Me cuesta sombra la sombra
del paraíso verde atascado
contra la cascada de agua.
En el torrente del canal
la tarde quieta como una brasa
es pura luz ardiendo sobre
ramos de flores ofrecidas
a la ausencia de tu nombre.
La piedra mojada cantará y cantará
con rumor legendario
a una pareja casta ornada
de plumas rojas en su sueño.
Diré que es la misma tarde
de sábanas negras
de humo impalpable
absurda como una canción
que no remata en ningún ojo.
Diré ardilla, vermouth, copa.
Oh voz desgrana sobre mí
tu presagio vehemente

nube nube nube

(de Salmos y azahares, 2005)
***

Animal mítico

Ojos magnéticos, pelaje rayado.
Desde la garra, la sangre unida
al cartílago lustroso, pronuncia
mi nombre. Ruedo en su lengua
deglutida, me hundo en la obscena
oscuridad de saliva y garganta.
En su vientre crezco, niña reptil
y nazco, de golpe, de su cabeza
cuerno de luz y de locura.

(inédito)

***

Narciso

¿Es imagen real o anunciada
aquella, esta, agua untuosa
y dulce de la pasión fantasma
donde resides amor, reclinada
en tu encarnación de oro y azules?
Horma fatal, representación y su doble
dormida y a la vez despierta
tú misma espejo y reflejo
de rostro, piel, luz y ámbar
diosa y esfinge de finísima ala
incrustada en mí, en ese lugar
humeante que es mi corazón en sueños.
Tu presencia arde como ofrenda votiva
estás aquí, en el borde de la cama vacía
crecida en tu soberbia mentira. Falaz
única criatura que desveló mi vida.
(inédito)

4 comentarios:

Magdalena Ferreiro dijo...

Hola, Irene, un placer encontrar tu blog (gracias a la fragua de Ana Lafferranderie). Saludos de una lectora montevideana.

Irene Gruss dijo...

¡Salud, Uruguay! Gracias, Irene

staff dijo...

Mi dios, ¡cuánta hermosura!
muchas gracias y mucho beso, Julián.

Irene Gruss dijo...

Gracias por la visita, don, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char