Algunos poemas de LEOPOLDO CASTILLA
(Salta, Argentina, 1947)
Tema: La vaca
a León Mansilla
La vaca rectangular, trazada de tal modo
de estar en paz con la gravedad,
cómodamente amoblada por dentro,
el salón del estómago y, apartados,
los depósitos urinarios,
la que calma, venerable, la ansiedad de la hierba,
la huida de los campos
la vaca con toda su profundidad
anodina
encima de la tierra, con sus ojos beduinos
y mortales
la que amamanta al ternero y a otras letales bestias,
demasiado sola si no fuera
por las maternales moscas,
vive en la mano de dios y, en un día sin salud,
desventurada, muere.
Extrañamente se ha vuelto pasto
de hombres o de pájaros carniceros.
Hasta que el viento o las hambrientas superficies
la dejan en los huesos. Entonces, se ve su calavera,
triangular, astada,
una bestia insurrecta
que ahueca la llanura,
quebranta el viento,
su aterrada arquitectura, el pozo de los ojos
devorando el futuro,
uno por uno
todos los nacimientos.
***
FUGA DE LA PIEDRA
La piedra se acumula
se suma a sí misma
-cree que suma-
asciende
y luego se desmorona
se resta a sí misma
-cree que resta-
cae
y es la misma
en el polvo
y más allá del polvo
ya vacía
en el viento que vuela
persiguiéndola.
Así se fuga. Y todo sería invisible
si no fuera
que el espacio tarda en comenzar
donde estuvo una piedra.
***
OSCURIDAD
Toco el espejo a oscuras. Una planicie indefensa
donde pierdo mi frontera
y mis huesos pierdo
como si el espacio me hubiera envenenado.
Si cruzo esta noche, si amanece,
pínteme la vida
porque nunca es el mismo
el resucitado,
de madre, en el mirar eternamente,
y, de tanto morir,
padre.
Soy yo la oscuridad.
Yo, las inclemencias del que no se ve
y,
porque he visto,
soy el que mendiga.
***
JOAQUÍN GIANNUZZI
¿Estás suspenso
mirando la ventana que ha girado boca arriba,
oyes por ella el hueco del mundo?
¿Y qué hace perplejo, difundido,
lleno de certezas
tu ojo como un juguete de dios?
La nada ha sucedido. Lo sabes
ahora que las cosas sólo aparecen de tu luz
y la mañana gira ajena y lejos,
como encerrada en una naranja.
Los que te quieren suenan con tu voz
igual que entre las ruinas, los pájaros
suenan a columnas.
Esta hora desarmará, larguísima, a tu mujer
hasta que toda su carne se vuelva de palabras,
a tu amigo Hugo Caamaño
que se ha quedado fijo
frente al horizonte;
a tus hijas, desarboladas, con sus pulseras mudas,
mientras el día se balancea con tu sensación
y no tiene tiempo
sino ventolera
que se enciende, apaga, enciende
cuando pasa un alma.
Como la poesía tendrás, por fin,
la forma peregrina,
en Campo Quijano
que tanto te llovía y desterraba.
Que se cubra contigo esa comarca.
Y te nazca.
Salva lo real. Siembra tu cabeza
y late a muerte, a vida, late,
hasta que la dalia,
la que cantaste, invicta,
se alce en silencio
y desollada
te merezca.
***
LV
Tardan en morir los siglos
como tarda en nacer el polvo.
¿Donde estuvo la historia
lloverá nieve negra,
páginas de ardiente transparencia,
élitros de hombre?
La memoria del universo, bifronte,
cabe en un instante.
En otra dimensión
está sola la espada,
sola la mano y, muy lejos,
solitario el enemigo que cae.
Allí nadie restituye a Roma.
En cada segundo Odiseo pierde a Odiseo.
El camino comienza, sólo comienza
y desaparece el viaje,
En cada acto el César elimina al César.
Uno es el Cristo y otro el resucitado.
Esa latitud detiene las esferas de Galileo
y en el derrumbe eterno
fija el átomo. Ríe, impar, el Diablo
y se reonoce Heráclito.
Allí, seco
en su bocanada el héroe
que decapitó un impero
(no sus vestidos,
la guerra fría de sus puntillas,
sus alamares de espanto)
allí el fuego fatuo de las naciones
estupefacto el Papa
y en su aguja negra el esclavo.
En esa inmensidad,
inmóvil en su crisálida,
vuela la historia,
helicoidal,
inversa,
rumbo a su gusano.
***
Círculo
A José Antonio Gabriel y Galán
Concibieron el círculo radiante, su forma
partiendo desde un centro
y en realidad
fue lo exterior, el universo, esa silla,
un caballo
todo lo externo modulado
para finalizar esa esfera
tu ojo no emite
atrae
ese niño con un balón entre las manos
juega
con el último punto de la materia
con el fin del mundo.
**
Foto tomada del blog la fragua
martes, 14 de septiembre de 2010
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
8 comentarios:
gracias Irene!!!!!!!!!!!
qué preciosura
Gracias, querida gente; Irene
Oh, por Dios. El poema "Tema: La vaca" es... Bueno, me ha dejado sin palabras. Me salen las triviales: magnífico, espectacular, pero no alcanzan, no llegan a decir.
Gracias, Irene, por esta revelación. Ya mismo tomo nota del nombre del poeta. No lo conocía.
Gracias, Verónica. Mi saludo, Irene
me ha dejado en felices ascuas
Me alegro, Arlane; Irene
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